Una misa por la paz y la concordia. Fue la invitación del cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ante la eucaristía que presidió esta mañana en la basílica de la Sagrada Familia, tras los atentados de Barcelona y Cambrils, en la que se oró por las víctimas mortales, los heridos y sus familiares. Fue esta llamada al trabajo en común para construir una sociedad más fraterna el mensaje que lanzó durante la homilía: “Sí, hermanos, la unión nos hace más fuertes, la división nos corroe y destruye”.
Una y otra vez, el purpurado en su homilía, apeló al esfuerzo de todos para “se constructores, artesanos de paz”: “La paz es el mejor alimento de nuestras vidas y por ganar ese alimento no debemos escatimar esfuerzos”.
Omella puso en valor y agradeció la entrega de todos, ciudadanos y autoridades, fuerzas de seguridad y profesionales sanitarios, en estos tres últimos días, “el hermoso mosaico sobre el que se construye la sociedad. Todos unidos por un objetivo común: la paz, el respeto, la convivencia fraterna, el amor solidario”. “Concédenos trabajar con generosidad y decisión por construir una sociedad en paz y en libertad”, remarcó ante las autoridades españolas y catalanas.
Templo reparador
Esta mirada de esperanza le llevó al cardenal a recordar que la basílica ideada por Gaudí se concibe como “un templo reparador, es decir, un lugar para orar por los pecados del mundo”. Junto con su repulsa al atentado, se preguntó en referencia a los terroristas: “¿no es un pecado gravísimo atentar contra la vida de unos semejantes, de nuestros prójimos, de unos seres inocentes y de niños?”. A partir de ahí, imploró a Dios que “cambie nuestros corazones de piedra y nos dé un corazón de carne, lleno de sentimientos de humanidad, fraternidad, misericordia y de paz”.
Al citar el Evangelio del día, el de la mujer cananea que le pide a Jesús que interceda por su hija enferma, el arzobispo de Barcelona, pidió a Dios “que cure a quienes han quedado heridos o destrozados por estos atentados y que conceda a nuestro mundo vivir en paz y concordia”.
Francisco al teléfono
Dentro de su homilía, el cardenal Omella agradeció todos los mensajes de condolencias, leyendo el telegrama enviado por el secretario de Estado de la Santa Sede Pietro Parolin, en nombre del Papa. Además, el arzobispo de Barcelona desveló que ayer mismo recibió una llamada de Francisco. “En nombre mío, quiero personalmente hacerme cercano a usted y acompañarlo, de manera especial, en la Misa que va a celebrar mañana con todo el pueblo”, le dijo al purpurado.
Además, en esta conversación que mantuvieron, el Papa también le comunicó que “estoy cerca de ustedes en este momento doloroso. Les acompaño mucho. Que Dios les bendiga. Rezo por ustedes y ustedes recen por mí”.
Trasformar la situación actual
Junto al cardenal Omella, le acompañaron en el altar, el cardenal emérito de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, el obispo auxiliar Sebastià Taltavull, el obispo de Urgel y copríncipe de Andorra, Joan Enric Vives, el obispo de Tarragona, Jose Angel Sainz Meneses, y el obispo de Sant Felíu de Llobregat, Agustín Cortés, y el obispo auxiliar de Terrasa, Salvador Cristau.
Fue Taltavull el responsable de acoger a la multitud congregada en la basílica con una monición en la que agradeció la solidaridad que ha desbordado Barcelona en estos días, “en algunos casos, arriesgando hasta su propia vida”.
A partir de ahí el también administrador apostólico de Mallorca instó a “transformar la actual situación de dolor en una paz trabajada con el esfuerzo de todos”. Así, apeló a conformar “un nuevo estilo de convivencia” que esté basado “en el respeto de los derechos humanos”.
Taltavull presentó esta misa de la concordia como un ejemplo de “gesto de unidad entre todos los que estamos aquí presentes” que nos tiene que llevar a “vivir en plena unión” como refleja “un pueblo que no tiene miedo”.
La representación institucional estuvo encabezada por los Reyes Felipe y Letizia, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santa María; la presidente del Congreso, Ana Pastor; el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont; y las alcaldesas de Barcelona y Cambrils. También participaron el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, junto al primer ministro portugués, Antonio Costa -al menos dos víctimas mortales del atentado-, así como representantes de las comunidades islámicas de Barcelona.