Tras el desastre ocasionado por los huracanes Ingrid y Manuel en el 2013, en México surgió una iniciativa que es ya un referente de voluntariado en el país, principalmente entre los jóvenes de varias universidades, que participan con entusiasmo de la acción caritativa de la Iglesia católica.
Se trata del movimiento Encuentro por México, coordinado por el sacerdote Álvaro Lozano Platonoff, director de la Comisión de Cultura de la Arquidiócesis de México, quien en entrevista para Vida Nueva, habla de la acción y retos de esta iniciativa dirigida principalmente a los jóvenes, en beneficio de miles de comunidades vulnerables, ya sea por el azote de algún desastre natural o por la condición de pobreza en la que viven.
El sacerdote explica que Encuentro con México busca, en primer lugar, coadyuvar en el combate a la pobreza en el país, pero también motivar a los jóvenes a ser verdaderos agentes de transformación. “Es una ventana al voluntariado organizado, que pretende ofrecer un cauce de realización por medio del encuentro solidario que une y transforma”, asegura el sacerdote.
Al día de hoy, Encuentro con México ha realizado su labor caritativa en los estados de Guerrero, Chiapas, Baja California y Ciudad de México, mediante la reconstrucción de centros y viviendas afectadas por los desastres naturales que acontecen a lo largo del año, o simplemente para poder mejorar el espacio de crecimiento y la calidad de vida en las comunidades. Esto se realiza a través de brigadas juveniles.
Trabajo de continuidad y de emergencia
El padre Lozano explica que si bien antes del 2013 ya había jóvenes que venían realizando acciones de voluntariado, tras los huracanes Ingrid y Manuel se hizo conciencia de la necesidad de un trabajo de manera más constante y estable con las comunidades: “Nos dimos cuenta de que lo que hacíamos era insuficiente para lograr la transformación de una comunidad en extrema marginación; hacían falta acciones para hacer más digna su calidad de vida, y la necesidad reclamaba proyectos de largo plazo”.
Fue entonces cuando Encuentro con México comenzó a organizar brigadas juveniles mensuales, con proyectos estables y de largo alcance. “Empezamos en el municipio de Cochoapa, Guerrero, con dos misioneros que actualmente viven allá para dar estabilidad y continuidad a los proyectos, así como abrir más horizontes de trabajo. Ahora cuando realizamos en ese lugar brigadas esporádicas con los jóvenes, lo que hacemos es solidificar las acciones que los misioneros permanentes han estado realizando, y de esa manera le damos un mayor impulso a la comunidad”.
En Cochoapa, Guerrero, en particular, donde las brigadas de Encuentro por México estuvieron del 11 al 14 de agosto pasado, ya existen huertos caseros, huertos familiares a los que se les da seguimiento, lo mismo que a la catequesis y al acompañamiento, si bien esto lo hacen los voluntarios estables que viven en la comunidad, los voluntarios esporádicos colaboran y avanzan en ese sentido.
Destaca el sacerdote que lo que hicieron en días pasados fue trabajar en la dinámica de construcción: “Se está terminado la Casa del Voluntariado, que es una casa-escuela para sus edificaciones, con la finalidad de que ellos recuperen sus dinámicas de construcción”.
Según Lozano, ya se tienen programadas cuatro primeras casas de transformación, en las que en esta ocasión estuvieron enfocados todos los esfuerzos de los voluntarios, quienes “terminaron con las manos llagadas, agotados, pero muy felices. Fue una brigada relámpago”, agregó el sacerdote.
Aunado a este tipo de trabajo más sistematizado, Encuentro con México le sale al paso a los emergencias cada vez que ocurre algún desastre natural, apoyando de modo especial la rehabilitación y reconstrucción de las viviendas. “Todos los años nos organizamos para trabajar en los municipios que lo van necesitando, a través de varias brigadas, según lo permite el tiempo y la distancia”, explica el padre Lozano.
Pero, ¿cuáles han sido los obstáculos a los que se ha enfrentado Encuentro con México a lo largo de estos años? Según este sacerdote, “por desgracia, la primera ha sido la indiferencia generalizada de la sociedad en relación con la marginación. Si bien la gente suele decir que le duele la pobreza, creo que es solo un discurso de labios y pocas acciones”.
Otro problema –detalla el padre Lozano– es encontrar gente que de verdad se comprometa a colaborar de manera permanente con su esfuerzo, dinero, tiempo y creatividad. “El gran reto está en hacer que todos sean conscientes de que son capaces de participar en la erradicación de la pobreza”.
En sus opinión, la corrupción es otro problema enorme, lo mismo que la escasa educación que se tiene en las comunidades que se visitan, lo que constituye un reto más para Encuentro con México.
Para Lozano Platonoff, estar al frente de Encuentro con México ha significado una gran alegría, pues, independientemente de la obra caritativa que realiza, propia de su sacerdocio, le ha permitido tener grandes amistades, tanto en las comunidades se visitan, como en los jóvenes voluntarios que participan.
Una herramienta evangelizadora
Le emociona de manera particular que lo que se inició como una obra de amor por los pobres, también se ha convertido en una herramienta de evangelización y generadora de conciencia social, “porque a Encuentro con México llegan jóvenes de todo tipo, creyentes y no creyentes, que a través de este movimiento han encontrado un rostro diferente de la Iglesia, un rostro cercano a los pobres, que enseña, construye y consuela”.
Al final de cada brigada se realizan reuniones de reflexión y al padre Lozano le ha llamado la atención que una gran cantidad de jóvenes reconoce que no son cercanos a la Iglesia, pero que a través de Encuentro con México han conocido a un Dios cercano. “Esto es algo que me ha llenado mucho: ver que los jóvenes se reencuentran con Dios, porque las experiencias les tocan el corazón”.
Finalmente, hace un llamamiento a los jóvenes a participar: “Creo que es importante que vayan, que vivan esta experiencia para que se la crean. Yo hago un llamado a que la experimenten, que se animen a vivir eso que el papa Francisco ha llamado la amistad social, hacerse amigo de estas personas, y que se unan a la causa de tener un mundo mucho más digno, sobre todo para los que más lo necesitan”.
Actualmente, Encuentro con México cuenta con unos 450 voluntarios, y el año pasado se atendieron unas 25 comunidades, es decir, alrededor de unas dos mil familias.