Cono Sur

Intensificar la solidaridad

Varias diócesis chilenas celebran en agosto el mes de la solidaridad evocando el potente testimonio del jesuita fundador del Hogar de Cristo donde acogía a niños que vivían bajo los puentes del río Mapocho.





Como todos los años, el mes de agosto se tiñó de solidaridad en varias diócesis de Chile a través de un programa especial de actividades que refuerzan esa práctica en las comunidades cristianas. La presentación del programa realizada el primer día del mes, con amplia cobertura de medios de comunicación, puso en marcha las acciones previstas, muchas de ellas en beneficio de adultos mayores, menores en situación irregular o de quienes viven en la calle.

La principal preocupación de Alberto Hurtado siempre fueron los niños más desprotegidos | CECH

Aunque no faltan quienes consideran que estas actividades tienen un fuerte sello de asistencialismo o paternalismo y que no expresan un compromiso permanente con los beneficiados, ni menos a trabajar por mejorar sus condiciones, este mes repone en la reflexión de los católicos la imagen de Alberto Hurtado, el jesuita fundador del Hogar de Cristo donde acogía a niños que vivían bajo los puentes del río Mapocho. Desde ese modesto origen las necesidades fueron exigiendo nuevas respuestas y hoy es una enorme institución que simboliza la atención a los más abandonados y necesitados en todo el país.

El portal web del Arzobispado de Santiago mantiene durante el mes un espacio especial en el que se lee: “Solidaridad es una preocupación por el otro que se traduce concretamente en un hacerse cargo de él, hacerse responsable del hermano. Hablaremos de ‘cultura solidaria’ más que de acciones o gestos solidarios, comprendida como una necesidad social construida desde la empatía. Desde el punto de vista ético, la solidaridad es la síntesis entre el amor y la justicia. Lo que lleva consigo vivir con fuerza la opción preferencial por los pobres”.

Celebraciones por el mes de la solidaridad | CECH

Con ese espíritu, en Concepción, el día de san Alberto Hurtado el arzobispo Fernando Chomalí presidió una eucaristía con cientos de alumnos de varios colegios. Hacia el final de su homilía les recordó que “el padre Hurtado se dedicó a servir a los más pobres, pero no solamente con la teoría, sino con la práctica. La oración, el estudio y el espíritu crítico lo llevaron a tener una convicción extraordinaria de que en el pobre estaba Jesucristo. Nosotros seremos una Iglesia que da fruto si logramos ver en el pobre y necesitado a Jesucristo”. Y les dejó esta idea para su reflexión: “nuestra belleza humana interior está cuando nos entregamos a los demás, lo que también es fuente de la felicidad”.

En el ofertorio los estudiantes donaron cajas con alimentos y útiles de aseo personal, para las obras sociales de la Iglesia. Después de la Eucaristía, recorrieron las calles y galerías del centro de Concepción, difundiendo mensajes de solidaridad y pensamientos de san Alberto Hurtado.

Apóstol de la justicia

Esta fecha, 18 de agosto, conmemoración del santo, recuerda el día de su pascua hace 65 años. El año 1994 el Congreso Nacional la instauró como el Día Nacional de la Solidaridad y desde entonces la iglesia convoca a celebrar todo el mes para fortalecer esta importante dimensión en la vida cristiana.

Alberto Hurtado rodeado de niños, por quienes gastó la vida | CECH

Alberto Hurtado vivió la solidaridad fundada en la justicia, lo que se aprecia en su fervoroso apoyo a la sindicalización de los obreros llegando a la fundación de la Acción Sindical chilena, en 1948, una de las varias expresiones de lo que él llamó su ‘apostolado social’.

También Héctor Vargas, obispo de Temuco, en su homilía por el Día de la Solidaridad de la celebración en la parroquia del Corazón de María de esa ciudad, ante cientos de personas señaló: “nos encontramos recordando a san Alberto Hurtado, voz profética y apóstol de la justicia, padre amoroso para tantos y tantas que estaban agonizantes en el camino. Hoy estamos llamados a profundizar el significado mismo de la auténtica solidaridad, ella es la expresión humana de la responsabilidad social del individuo, por eso la solidaridad se considera una exigencia humana ya que todo individuo es un ser social. La solidaridad no es un acto puntual de generosidad, sino un imperativo ético, una obligación moral, una expresión de amor.”

Durante el mes varias diócesis realizaron actividades para agradecer y estimular la participación de voluntarios en sus programas de acción social, para celebrar el servicio realizado hacia adultos mayores pobres, o reforzar actividades dirigidas a personas que viven en marginalidad. Muchas de ellas complementadas con la realización de Semanas Sociales, foros públicos que este año tuvieron como tema central la inmigración para abordar esta nueva demanda social que desafía a la iglesia en todo el país.

La pastoral social en las diócesis asume un rol destacado durante este mes incentivando el espíritu solidario y coordinando actividades que dejen huella y tengan continuidad.

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