El papa Francisco ha recibido este jueves 24 de agosto, en el Aula Pablo VI del Vaticano, a los participantes de la Semana Litúrgica italiana, ya que este 2017 la entidad organizadora, el Centro de Acción Litúrgica, cumple 70 años.
Para el Pontífice, recordar los años de vida de este centro y de esta semana formativa es también recordar todo el camino que la liturgia ha vivido tras el impulso del Concilio Vaticano II y los momentos previos del Movimiento Litúrgico y los pasos dados por los papas Pío X o Pío XII.
Estos pasos muestran, para Bergoglio, que, “después de este magisterio y largo camino, podemos afirmar que la reforma litúrgica es irreversible” y que, además, “todavía hay trabajo por hacer”, “para redescubrir los motivos de las decisiones tomadas respecto a la reforma litúrgica, superando lecturas infundadas y superficiales, recepciones parciales y prácticas que la desfiguran”.
Por ello, Francisco ha invitado a profundizar en los principios y razones que inspiraron la reforma. “No basta con reformar los libros litúrgicos para renovar la mentalidad”, ha destacado el Papa, poniendo como ejemplo el camino hecho en la realización de los textos de las celebraciones.
A partir del lema de la semana litúrgica, Una Liturgia viva para una Iglesia viva, el Pontífice ha subrayado tres elementos de esa vitalidad: la liturgia como “presencia viva de Aquel que, muriendo, destruyó la muerte, y resucitando nos ha dado la vida”; la liturgia como patrimonio del pueblo de Dios, porque, “por su naturaleza, la liturgia es popular, no clerical, exigiendo una acción por el pueblo, pero también del pueblo”; y que “la liturgia es vida y no una idea que comprender, […] es una experiencia transformadora del modo de pensar, de comportarse, y no de enriquecer la propia bolsa de ideas sobre Dios”.
Francisco concluyó su intervención subrayando que “no podemos olvidar que la riqueza de la Iglesia en oración, en cuanto que católica, va más allá del Rito Romano, que, si bien es el más extendido, no es el único”.
Reivindicaba de esta manera el Papa “la armonía de las tradiciones rituales de Oriente y de Occidente, que por la inspiración del mismo Espíritu, da voz a la única Iglesia orante por Cristo, con Cristo y en Cristo, para gloria del Padre y para la salvación del mundo”.