Este miércoles ha iniciado oficialmente el peregrinar de los signos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) rumbo a la cita que el papa Francisco sostendrá con jóvenes de todo el mundo en enero del 2019, y se ha hecho de una manera muy especial: a los pies de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac.
El peregrinar de los signos en México se realizará por las 18 provincias eclesiales, y durará poco más de 40 días, para luego continuar su recorrido por Centroamérica, el Caribe, hasta concluir en Panamá, en agosto del 2018.
La entrega de los signos por parte del comité organizador de la JMJ-2019 a la Iglesia mexicana, se realizó en el marco de una Misa en la Basílica de Guadalupe, que fue presidida por monseñor Juan Armando Pérez Talamantes, obispo auxiliar de Monterrey y responsable de la Dimensión Episcopal de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes, misma que fue concelebrada por monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo metropolitano de Panamá.
“En el camino hacia la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá 2019, hoy recibimos los signos en el corazón de la fe mexicana; recibimos con mucho fervor la Cruz de la Jornada Mundial y el ícono de Santa María, Protectora del Pueblo Romano, entregados a los jóvenes por san Juan Pablo II”, dijo en su homilía Pérez Talamantes.
Recordó que el mismo Juan Pablo II explicó en su momento el motivo de la peregrinación de estos signos: “conocer más profundamente a Cristo en el Misterio de la Redención y encomendar nuestra vida a nuestra Madre, Madre de Dios y Madre nuestra”.
Orgullosos de la Cruz
La Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud, conocida también como la Cruz de los Jóvenes, es un crucifijo de madera que ha viajado por distintos países desde 1984, y fue entregada a los jóvenes por Juan Pablo II al finalizar el Año Santo con estas palabras: “Llévenla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús”.
Al respecto, monseñor Pérez Talamantes dijo que se trata de “una cruz sencilla, pero majestuosa; una cruz sobria, pero llena de pleno significado; una cruz misteriosa pero llena de esperanza. Es la cruz que nos recuerda el amor que Jesús tiene por los jóvenes, especialmente por los más necesitados. Es la cruz que nos recuerda el llamado que Dios nos ha hecho a la santidad, a la perfecta alegría”.
El obispo aseguró que ante la realidad que vive el mundo, donde se hacen presentes tantas voces y propuestas dirigidas especialmente a los adolescentes y jóvenes, se deben recordar las palabras de San Pablo a los gálatas: ‘en cuanto a mí, no quiero sentirme orgulloso más que de la Cruz de Cristo Jesús, nuestro Señor, por él el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo’”.
La Cruz que da consuelo
El responsable del Episcopado Mexicano para los jóvenes, explicó también que la Cruz de la JMJ ha recorrido muchos países, y miles de jóvenes la han tocado, se han arrodillado, y ante ella han presentado su oración para recibir consuelo y fortaleza.
“Esta Cruz –dijo– no recorrerá los caminos de México buscando solamente fans y likes, buscará corazones afligidos, buscará jóvenes pobres en el sufrimiento para consolarlos, para sanarlos, para fortalecerlos en medio de las luchas de la vida, y renovar su esperanza y fortalecer”.
Ante miles de jóvenes y sacerdotes responsables de la Pastoral Juvenil de todas las diócesis del país, monseñor Pérez Talamantes hizo votos por que la presencia de estos signos ayude a los mexicanos a unirse en la fe, y a reconocerse como miembros del grandísimo Pueblo de Dios que peregrina en todo el mundo.
Y pidió: “Llevemos la Cruz de la JMJ y el ícono de María; que lleguen a donde están estas chicas y chicos que andan buscando la misericordia de Dios, que recorran barrios, que visiten templos, que hagan estación en hospitales, que se hagan cercanas a esas chicas y chicos, y que ellos la puedan tocar y puedan orar ante ellos, que tomen fotos y compartan su alegría y esperanza”.
“Queridos jóvenes de México, recibamos con veneración y respeto los signos de la JMJ, preparemos así, tomados de la mano de Jesús y de María, nuestra madre de Guadalupe, el camino al encuentro con Jesús en Panamá 2019”, concluyó emocionado.
Por su parte, monseñor José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá, aseguró que la transformación de los pueblos, de las iglesias, sólo vendrá de una juventud emprendedora y de una juventud sin miedo a cambiar las estructuras de injusticia, de pecado, que hacen que unos pocos tengan mucho y que los muchos tengan muy poco.
“No tengan miedo de hacer lío”, dijo finalmente, haciendo referencia a la famosa frase del papa Francisco pronunciada por primera vez en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro (Brasil) 2013.