Isaías 22,19-23
Te quitaré de tu puesto, te echaré de tu cargo; y llamaré aquel día a mi siervo Eliaquín, el hijo de Jelcías. Le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda y le confiaré tus poderes. Él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré en sus manos las llaves del palacio de David: cuando abra, nadie podrá cerrar; cuando cierre, nadie podrá abrir. Lo hincaré como un clavo en un lugar firme y será motivo de gloria para la casa paterna.
tu cargo
En este texto, el profeta Isaías se dirige a Sobná (o Sebná), que ejerce las funciones de “mayordomo de palacio” en Jerusalén. El profeta le anuncia que su puesto pasará a otro (Eliaquín), probablemente porque Sobná se ha comportado de forma arrogante construyéndose un lujoso sepulcro.
un padre
El “mayordomo de palacio” (’asher ‘al habayit, “el que está sobre la casa”) era un funcionario muy próximo al rey. Lo que anuncia Isaías es que el sucesor de Sobná ejercerá tan fiel y adecuadamente su tarea que se le podrá considerar “padre” de los habitantes de Jerusalén.
llaves del palacio de David
Una de las tareas del “mayordomo de palacio” era custodiar el sello real y las llaves de las dependencias palaciegas. Muy probablemente este texto es el que inspirará a Mateo para las palabras de Jesús en Mt 16 (evangelio del día), en las que nombra a Pedro mayordomo de palacio del reino de los cielos.
lugar firme
Las últimas palabras del oráculo profético anuncian la “firmeza” de Eliaquín. La imagen es un clavo hincado en un lugar firme o seguro. El adjetivo “firme” está formado con el participio del verbo ’aman (del que procede el término “amén”). La misma firmeza de la piedra sobre la que se edifica la Iglesia.