El IV Encuentro Frontera Sur de México y Países de América Central realizado esta semana en la ciudad de Tapachula, Chiapas, ha concluido con una exhortación a la Iglesia en la región a tener un papel protagónico en la atención de las causas que provocan este fenómeno, “asumiendo las consecuencias y propiciando que la migración sea vista como una oportunidad”, por lo que es fundamental –dijeron– seguir manteniendo la atención asistencial, el acompañamiento y la promoción de políticas migratorias al más alto nivel.
A través de un mensaje firmado por los obispos Álvaro Ramazzini Imei y Ángel Recinos Lemus, de Guatemala; Elías Samuel Bolaños; vicepresidente de Cáritas, El Salvador, y Guillermo Ortiz Mondragón, encargado de la Dimensión para la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), se informó que uno de los compromisos fue continuar alentando una política migratoria orientada al desarrollo integral de las personas y de los pueblos.
El mensaje, que lleva por título: “Caminemos con Cristo Migrante en el Mundo”, recuerda que el encuentro, en el que también participaron autoridades de la Santa Sede, tuvo como objetivo compartir experiencias y proyectar acciones pastorales conjuntas para servir a los migrantes y refugiados en esta zona.
Crisis humanitaria
Los participantes reconocieron que la migración en esta región se ha vuelto una “crisis humanitaria”, que exige acciones pastorales decididas y bien estructuradas. “Es por eso que hemos analizado sus causas, consecuencias y oportunidades que tenemos como pastores de esta porción del pueblo de Dios en camino”.
Entre las causas que han provocado un incremento en los flujos migratorios y que fueron analizadas detenidamente en el encuentro, los obispos destacaron la pobreza, la falta de oportunidades de desarrollo, la marginación social y la violencia, especialmente en los países que conforman América Central.
También reflexionaron en torno a las acciones antimigrantes, principalmente las que son impulsadas bajo el argumento de salvaguardar la soberanía nacional y el poder económico, y las que son provocadas por el crimen organizado y el narcotráfico.
“Particularmente –señala el texto– el Presidente de los Estados Unidos de América ha asumido una postura de intimidación y racismo que ha provocado temor e incertidumbre, no sólo en los migrantes en tránsito, sino incluso en los establecidos en el territorio de ese país, ya que viven en el temor de ser detenidos, encarcelados y deportados”.
Acciones concretas
En este sentido, aseguraron que una de las preocupaciones de la Iglesia es por alcanzar acciones concretas que puedan generar una mayor concientización del fenómeno migratorio a todos los niveles y sectores de la sociedad, con la finalidad de evitar la criminalización de los migrantes, y hacer que se respete el derecho natural de las personas a elegir una nueva oportunidad de vida y de desarrollo humano.
Destacaron los esfuerzos de la Iglesia y otros actores sociales por mitigar los sufrimientos y peligros que enfrentan los migrantes en su trayecto, principalmente al acogerlos y orientarlos en los albergues, pero reconocieron que existen limitaciones para atender integralmente este fenómeno, especialmente en lo referente a la participación y combinación de esfuerzos, “por lo cual nos hemos dado a la tarea de motivar estos encuentros como una respuesta inmediata”.
Añade: “Pretendemos incidir en los diferentes sectores de la sociedad en el diálogo con las autoridades civiles; en el fomento de la cultura del encuentro, el conocimiento cada vez mejor del fenómeno migratorio y la motivación a la acción pastoral en favor de nuestros hermanos migrantes y refugiados desde la caridad”.
“La preocupación y el amor por los migrantes y refugiados nos han hecho coincidir en los esfuerzos comunes para coordinar acciones pastorales. Esperamos que esta articulación se haga más consistente y eficaz en un futuro”.
En el encuentro, que concluyó el pasado 31 de agosto, se tuvo la participación de quienes integran la Red Latinoamericana y Caribeña sobre Migración, Refugio y Trata, y por parte de la Santa Sede participaron el padre Michael Czerny, Subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, y el padre Robert Stark, asesor de dicha sección que está bajo la atención directa del papa Francisco.