Los obispos estadounidenses se unen en favor de los inmigrantes. El presidente Donald Trump ha decidido poner fin al programa DACA creado por su antecesor, que protege de la deportación a 800.000 personas que llegaron al país cuando eran niños, los llamados ‘dreamers’.
“Te protegeremos”, con este mensaje, el cardenal arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, se une a una coalición de activistas de la ciudad, llamados por el alcalde, Bill DeBlasio. “Como pastor, puedo decirles que estos ‘dreamers’ no son criminales, extranjeros, intrusos, son parte de nosotros, son nuestra gente”, dijo Dolan. Y añadió: “Demonizarlos como una amenaza o tratarlos como terroristas contradice la Biblia, a América, a Nueva York y a la decencia común”.
En una entrevista con CRUX, el cardenal recalcó que los obispos consideran que tienen que ser proféticos en este tema por varias razones, entre ellas: “Una buena parte de los inmigrantes son católicos y los amamos, y pertenecemos a una Iglesia que se conoce como una Iglesia de inmigrantes”.
Un mayor compromiso de la sociedad civil en favor de los migrantes. Lo pide el jesuita Michael Czerny, subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Así se ha expresado ante la conferencia de la ONU que se está celebrando en Viena con motivo del Pacto Mundial sobre Migración.
El representante de la Santa Sede ha expresado en la sesión, que lleva por título ‘El tráfico ilícito de migrantes, la trata de personas y las formas contemporáneas de esclavitud, incluida la identificación, protección y asistencia apropiadas a los migrantes y las víctimas de trata’, la profunda atención que la Iglesia da a estos temas, ya que “causan sufrimiento a un número creciente” de personas en todo el mundo.
Czerny considera que “a pesar de los grandes resultados logrados a través de acuerdos internacionales, los solicitantes de asilo y los migrantes que buscan seguridad y un nuevo hogar, son cada vez más vulnerables”, según declaraciones a L’Osservatore Romano y recogidas por Zenit.
Una reciente encuesta muestra a Reino Unido como un país alejado de la religión. El 53% de los británicos afirman no tener ninguna religión. Cinco puntos por encima de los últimos resultados de 2015, este sondeo muestra el nivel más alto de personas que no se declaran creyentes en la historia de Reino Unido, como recoge The Tablet.
La caída en la afiliación religiosa ha sido impulsada en buena parte por los jóvenes. Y es que la encuesta revela que siete de cada diez jóvenes de 18 a 24 años declaran no tener religión.
La disminución de la afiliación religiosa ha afectado especialmente a la Iglesia de Inglaterra, puesto que el número de anglicanos se ha reducido a la mitad en los últimos 20 años, según recoge el British Social Attitudes. La encuesta, publicada el 4 de septiembre, muestra, por el contrario, que el número de católicos se mantiene estable en el 10%.