La comunidad hindú de Ceuta culminó el pasado 27 de agosto las celebraciones en honor a Ganesh. Como desde hace ocho años, esta deidad hindú saludó a la Virgen de África, patrona de la multicultural ciudad, a su paso por el templo con el mismo nombre. Sin embargo, este año con una particularidad: la efigie entró a la iglesia, donde el coro entonó una salve rociera. Un hecho que según el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, “no se debió consentir”.
Al día siguiente, con la polémica servida sobre si debía o no entrar una deidad de otra religión en un templo católico, el vicario de Ceuta, Juan José Mateos, presentó su dimisión, que fue aceptada por el prelado. Sin embargo, según ha podido saber Vida Nueva, el 5 de septiembre Zornoza le comunicó al sacerdote su restitución en el cargo.
En un comunicado hecho público apenas 24 horas después de lo sucedido, el obispo expresó su “profundo dolor por este hecho lamentable que ha podido causar daño, confusión o escándalo en la comunidad cristiana”. Y es que “la aceptación en el interior del santuario de la patrona de Ceuta de miembros de la comunidad hindú portando imágenes de una de las divinidades por ellos venerada ha estado mal y es un hecho reprobable”.
La portavoz diocesana, María José Atienza, explica a este semanario que “el Obispado siempre ha sido consciente de que el vicario actuó, en todo momento, de buena fe y nunca fue su intención dar lugar a una confusión dentro del templo, puesto que, ya en ocasiones anteriores, se había realizado esta muestra de respeto con la entrada de varias personas en el templo en nombre de la comunidad hindú”.
En el mismo sentido, sostiene que “las muestras de amistad y reverencia por parte de otras comunidades religiosas, en este caso, hinduista, son un motivo de alegría y ejemplo del camino del diálogo interreligioso que la Iglesia católica ha de impulsar en todo momento”.
No obstante, “con la entrada de la imagen en un templo católico, se dio lugar a una escena algo confusa, especialmente para las personas de fuera de la ciudad, que podía interpretarse como veneración a esta imagen del dios hindú a pesar de que los actos de veneración fueron en su totalidad dirigidos a Nuestra Señora de África”, subraya.
El vicario no ha querido hacer declaraciones sobre el asunto, pero ha dejado claro que quienes atacan al obispo lo atacan a él, porque en todo momento se ha sentido apoyado por su pastor.
Por otro lado, el Obispado aclara en el mismo comunicado que “en ningún caso se reprueba el amor de los miembros de la comunidad hindú a sus creencias, agradecemos sus muestras de respeto y reiteramos nuestra satisfacción por la cordial relación con ellos y las demás confesiones religiosas de Ceuta”. De hecho, el obispo ha recibido una carta “muy amable” de esta comunidad en la que se invita al diálogo fraterno, según ha conocido esta revista.
Ramesh Chandiramani, portavoz de la comunidad hindú en Ceuta, explica a Vida Nueva que “para entender esta unión entre religiones hay que vivir en Ceuta”. Así, quiere dejar claro que “Ganesh no es una divinidad, sino una deidad”. Es por eso que defiende la entrada en el templo de la imagen, que es “una muestra de cariño a la patrona de todos”. Sobre la salve rociera entonada en el templo en presencia de Ganesh, recuerda que “se le cantaba a Dios y no a la deidad”.