En el marco del viaje colombiano, el Papa se encontró con cinco obispos venezolanos, que a su vez pudieron haberse reunido con el cardenal Parolin
“No hay que juntar las churras con las merinas”, recita con sabiduría un refrán de la Castilla campesina. Pasando de lo rural a lo diplomático, y ‘mutatis mutandis’, esa es la línea que guía a la diplomacia vaticana. No les gusta mezclar los asuntos pendientes y prefieren tratarlos por separado, salvo excepciones que exijan lo contrario.
Esta anotación sirve para explicar que el “encuentro” del Papa con dos cardenales y tres obispos venezolanos llegados a Bogotá acabase siendo un breve saludo en la sacristía después de la Eucaristía en el Parque Simón Bolívar, el jueves 7 de septiembre. Diversos medios habían insistido hasta el último momento en que Francisco los recibiría en la Nunciatura.
Otra cosa es que los cinco venezolanos no se hayan reunido con el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, que es quien lleva la batuta vaticana en el farragoso contencioso de Venezuela. El Vaticano no ha dicho ni mu al respecto, pero a mí me parece que esta sí que es una hipótesis más que probable pero que no será confirmada ni desmentida por las fuentes oficiales; por otras vías habrá que estar al tanto.
Lo que tampoco puede excluirse es que Francisco no vuelva a referirse a Venezuela en algún momento de su viaje colombiano; tal vez en el ángelus que presida en Cartagena de Indias el domingo 10 de septiembre.