La histórica ciudad de Cartagena de Indias, sobre el mar Caribe, es el último periplo del viaje apostólico de Francisco a Colombia que concluye hoy domingo 10 de septiembre, tras cuatro días de una intensa y fecunda peregrinación como misionero de la esperanza y de la reconciliación en Bogotá, Villavicencio y Medellín, que lo llevaron a ‘tocar las heridas’ de múltiples realidades que reclaman “el amor convertido en hechos de no violencia, de reconciliación y de paz”, como dijo ayer, en su homilía en Medellín.
De ahí que la jornada de hoy, marcada por un férreo clamor por la dignidad y los derechos humanos, con el trasfondo de la muy representativa figura de san Pedro Claver, no pasara desapercibida, ni en su visita al barrio San Francisco, donde se encontró con habitantes de la calle (o ‘sin techo’) y con un grupo de niñas vulnerables a la trata y a la explotación sexual, ni en su paso por el emblemático templo que conserva las reliquias de San Pedro Claver, en la ‘ciudad amurallada’,donde realizó la oración del ángelus al mediodía.
Cálida bienvenida
Antes, a su llegada al aeropuerto Rafael Núñez, a las 9:50 (hora local), los niños y los jóvenes lo recibieron entre cantos y danzas, con una cumbia compuesta para su visita, que el Papa aplaudió.
Ya desde ese momento, Francisco palpó la alegría y la calidez del pueblo caribeño –mayoritariamente afrodescendiente– que, al mismo tiempo, afronta elevados niveles de desigualdad social y de pobreza: Cartagena es la tercera ciudad con mayor índice de pobreza en el país, con el 29,1% de su población encondiciones de pobreza y el 5,5% de pobreza extrema, según el Centro de Estudios Económicos y Regionales.
La Cartagena pobre y profunda
De la Cartagena pobre y desigual, la Cartagena ‘profunda’ de los extramuros, que se ‘esconde’ a miles de turistas que la frecuentan, ha sido testigo Francisco en su visita al barrio que, como él, lleva el nombre del poverello de Asís. Hasta este populoso barrio, ubicado al pie del cerro de La Popa y frente a la Ciénaga de la Virgen, en las ‘periferias geográficas y existenciales’ de la ciudad, llegó en papamóvil a las 10:30 h., como se había previsto.
“El Señor nos enseña a través del ejemplo de los humildes y de los que no cuentan”, dijo Francisco durante el ángelus, recordando su visita al barrio, donde bendijo las primeras piedras de dos instituciones “destinadas a atender a personas con grave necesidad”.
Y visitó a la señora Lorenza María Pérez, de 77 años, en su casa,“quien cada día acoge a muchos hermanos y hermanas nuestras para darles alimento y cariño”.
En la plaza donde bendijo las primeras piedras se encontraban 70 niñas y adolescentes afrodescendientes de la obra arquidiocesana Talitha Qum, rescatadas del flagelo de la prostitución y del abuso sexual y comercial, muchas de ellas vulnerables a embarazos tempranos. También se encontraban allí 150 personas ‘sin techo’.
El amor a Dios se hace concreto, se hace cotidiano
“Estos encuentros me han hecho mucho bien porque allí se puede comprobar cómo el amor de Dios se hace concreto, se hace cotidiano”, dijo el Papa ante el pueblo cartagenero y las autoridades colombianas –entre quienes se encontraba el presidente Juan Manuel Santos–, en el rezo del ángelus, recordando el testimonio de María Ramos, la mujer campesina a quien la tradición atribuye haber sido la primera devota de Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona de Colombia.
Refiriéndose a María Ramos, Francisco la presentó como paradigma “de todos aquellos que, de diversas maneras, buscan recuperar la dignidad del hermano caído por el dolor de las heridas de la vida, de aquellos que no se conforman y trabajan por construirles una habitación digna, por atender sus necesidades perentorias y, sobre todo, rezan con perseverancia para que puedan recuperar el esplendor de hijos de Dios que les ha sido arrebatado”.
Volviendo la mirada sobre quienes reconocen “la luz divina que transforma y hace nuevas todas las cosas”, el Obispo de Roma afirmó que “son los pobres, los humildes, los que contemplan la presencia de Dios, a quienes se revela el misterio del amor de Dios con mayor nitidez. Ellos, pobres y sencillos, fueron los primeros en ver a la Virgen de Chiquinquirá y se convirtieron en sus misioneros, anunciadores de la belleza y santidad de la Virgen”.
Una caricia trasciende todos los idiomas
Precisamente, al recordar a Pedro Claver, “esclavo de los negros para siempre” –como lo había anunciado también ayer, en su fiesta litúrgica–, resaltó que el santo, “austero y caritativo hasta el heroísmo”, “sabía que el lenguaje de la caridad y de la misericordia era comprendido por todos. De hecho, la caridad ayuda a comprender la verdad y la verdad reclama gestos de caridad. Cuando sentía repugnancia hacia ellos, besaba sus llagas”.“Una caricia trasciende todos los idiomas”, destacó el Papa.
Francisco se valió del ejemplo de san Pedro Claver, el defensor de los esclavos negros, cuyas reliquias veneró enseguida del ángelus, para hacer un llamado acuciante a favor de la dignidad y los derechos humanos: “Todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos”, dijo el Papa.
Trabajar por la dignidad de todos nuestros hermanos
La Virgen de Chiquinquirá y Pedro Claver fueron, de este modo, los íconos elegidos por Francisco para invitar a los colombianos a “trabajar por la dignidad de todos nuestros hermanos, en especial por los pobres y descartados de la sociedad, por aquellos que son abandonados, por los emigrantes, por los que sufren la violencia y la trata”.
“Todos ellos tienen su dignidad y son imagen viva de Dios. Todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, y a todos nosotros, la Virgen nos sostiene en sus brazos como a hijos queridos”, dijo el Papa, antes de rezar el ángelus.
Todavía tuvo Francisco una palabra para el pueblo venezolano, cuando aseguró su oración “por cada uno de los países de Latinoamérica, y de manera especial por la vecina Venezuela”.
Rechazo a la violencia política en Venezuela
“Expreso mi cercanía a cada uno de los hijos e hijas de esa amada nación, como también a los que han encontrado en esta tierra colombiana un lugar de acogida”, dijo el Papa, haciendo un llamado al cese de la violencia política que afecta especialmente a los más pobres: “Desde esta ciudad, sede de los derechos humanos, hago un llamamiento para que se rechace todo tipo de violencia en la vida política y se encuentre una solución a la grave crisis que se está viviendo y afecta a todos, especialmente a los más pobres y desfavorecidos de la sociedad”.
La agenda del Papa en Cartagena continuará en la tarde con la celebración de la Misa en el área portuaria de Contecar. A las 19:00 se prevé su regreso a Roma, luego la ceremonia de despedida que tendrá lugar en el aeropuerto Rafael Núñez.