Los obispos pertenecientes a la provincia eclesiástica de Antequera-Oaxaca, una de las más afectadas por el sismo de 8.2 grados que el pasado 7 de septiembre sacudió gran parte del país, han decidido enviar un mensaje al pueblo de México a propósito de lo que se vive tanto en ese estado como en Chiapas, la segunda entidad más lastimada por el fenómeno natural.
Tras señalar que en general todo el país está viviendo momentos de “devastación, angustia y muerte” por el reciente terremoto, pero también por los huracanes, aseguraron que la Iglesia “una vez más ha constatado que los más pobres son los más afectados”.
Aseguraron que los medios de comunicación difunden sólo imágenes e información “de lo que alcanzan a ver sus corresponsales, pero hay poblaciones dañadas que por la lejanía quedan sin cobertura”, con grandes pérdidas y necesidades urgentes.
En este sentido, la propia Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca informó este lunes, a través de su cuenta de Twitter, que algunas de ellas son San Lorenzo Jilotepequillo, en el municipio de Santa María Ecatepec, y San Carlos Yautepec.
Crecer en solidaridad
El mensaje fue firmado por el arzobispo de Antequera, Oaxaca, José Luis Chávez Botello; el obispo de Puerto Escondido, Pedro Vázquez Villalobos; el obispo Prelado de Mixes, Héctor Guerrero Córdova; el obispo Auxiliar de Antequera, Oaxaca, Gonzalo Calzada Guerrero; el obispo de Tehuantepec, Oscar Campos Contreras; el obispo de Tuxtepec, José Alberto González Juárez, y el obispo Prelado de Huautla, José Armando Álvarez Cano.
Para ellos, este tipo de acontecimientos deben servir a los mexicanos “para crecer en la solidaridad humana, para acercarnos y dar la mano a los que sufren”, por lo que exhortan a todos los fieles a “dar una respuesta que haga presente el amor de Dios y la fraternidad entre todos, que nos anime a la esperanza en la oración, en la unidad-solidaridad y en la responsabilidad social”.
Recordaron “para el cristiano la oración es indispensable en todas las circunstancias de la vida para no perder el rumbo y el aprecio por la vida auténtica. Siempre que oremos, llevemos en estos días en nuestro corazón a los que murieron y están sufriendo; cuando vayamos a los demás, llevemos al Señor con nosotros para compartir lo bueno que nos ha dado y necesitan quienes sufren”.
De igual forma, indicaron que para superar cualquier dificultad, la solidaridad es fundamental: “somos un cuerpo, una familia que está sufriendo; ante muchos fenómenos de la naturaleza, todos estamos indefensos; todos necesitamos de todos para salir adelante. Que nadie se aproveche del sufrimiento y necesidades del hermano; frente al dolor no hagamos distinción de raza, religión, partido, grupo o condición social que impida unirnos en una acción solidaria; actuar de otra manera sería mezquino y reprobable”.
Finalmente, recordaron que en la Iglesia, desde las parroquias y la comisión de Pastoral Social-Cáritas en las respectivas diócesis y prelaturas, se está promoviendo todo aquello que sirva para atender los distintos momentos de la emergencia, “sobre todo la cercanía del consuelo y amor de Dios a los que sufren, luego colaborar en el campo de la reconstrucción que será exigente en el aspecto material”.