Colombia

Último acto del Papa en Colombia: “Sigamos caminando juntos cada día, esclavos de la paz para siempre”

  • Francisco preside la misa en el área portuaria de Contecar (Cartagena)
  • Bergoglio ha alentado a los colombianos a no quedarse en el ‘primer paso’
  • Homilía íntegra del papa Francisco





Después de bendecir la estatua de la Virgen de la Bahía, abordo de un helicoptero de la Fuerza Aérea Colombiana, el papa Francisco llegó a Contecar (Cartagena) para su última misa en el país, hoy domingo 10 de septiembre, al término de su viaje apostólico a Colombia.

El tema de su paso por Cartagena fue la defensa de los derechos humanos, a la luz del testimonio del jesuita san Pedro Claver, “esclavo de los esclavos para siempre”, cuyo santuario en el centro histórico fue visitado por el Obispo de Roma a mediodía.

En la misa de las 16:30 hora local, en su homilía, Francisco recogió lo central de su mensaje a los colombianos. Comentando el evangelio de Mateo, señaló que “no hay nadie lo suficientemente perdido que no merezca nuestra solicitud, nuestra cercanía y nuestro perdón”. Su alusión a la imagen del pastor que deja las 99 ovejas para irse en busca de la perdida fue punto de partida para una reflexión sobre el perdón, la corrección, la comunidad y la oración.

Un cambio cultural

El Papa destacó los testimonios escuchados durante su paso por Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena; en especial los de quienes, habiendo sufrido, han dado el primer paso para salir al encuentro de las personas que les han hecho daño. En ellos, según señaló, se abre un camino diferente de los ya recorridos en Colombia, tras décadas de violencia.

Elevando la voz, enfatizó: “Jesús encuentra la solución al daño realizado en el encuentro personal entre las partes”. Seguir este camino hoy implica asumir el desafío de un cambio cultural, “una legítima revolución de paz”, en palabras de Gabriel García Márquez, “ese escritor tan de todos”, al cual Francisco citó por tercera vez en este viaje: “Este desastre cultural no se remedia ni con plomo ni con plata, sino con una educación para la paz, construida con amor sobre los escombros de un país enardecido donde nos levantamos temprano para seguirnos matándonos los unos a los otros” (Mensaje sobre la paz, 1998).

Las exigencias cristianas, según el Papa, van más allá de la necesaria justicia que da posibilidad a las víctimas de conocer la verdad sobre un daño que debe ser reparado con garantías para evitar la repetición de los crímenes. Es necesario responder con la cultura de la vida y del encuentro a la cultura de la muerte y de la violencia.

Redescubrir los derechos

“¡Cuántas veces se ‘normalizan’ procesos de violencia, exclusión social, sin que nuestra voz se alce ni nuestras manos acusen proféticamente!“, exclamó, antes de denunciar la persistencia de dramas como la droga, la devastación de los recursos naturales, la explotación laboral, el blanqueo ilícito de dinero, la prostitución, la trata de personas y “la tragedia frecuentemente desatendida de los migrantes”.

“No es posible convivir en paz sin hacer nada con aquello que corrompe la vida y atenta contra ella”. A una corriente contracultural de encuentro reparador han estado unidas personas como María Bernarda Bütler, a quien Francisco puso de ejemplo junto a san Pedro Claver y junto a quienes en Colombia “han trabajado y hasta perdido la vida en la defensa y protección de los derechos de la persona humana y su dignidad”.

Más allá del primer paso

En la parte conclusiva de su mensaje, el Papa pidió “rezar por el rescate de aquellos que estuvieron errados y no por su destrucción, por la justicia y no la venganza, por la reparación en la verdad y no el olvido”.

‘Demos el primer paso’, el lema del viaje apostólico, le hizo pensar en la necesidad de renunciar a la pretensión de ser perdonados sin perdonar, de ser amados sin amar.

Según el Obispo de Roma, el primer paso que Colombia ha de dar debe estar orientado hacia el bien común, la equidad, la justicia y el respeto de la naturaleza humana. En sus palabras, que parafrasearon una frase de san Pedro Claver: “La exigencia es construir la paz, ‘hablando no con la lengua sino con manos y obras'”.

Al término de la celebración, Francisco volvía a insistir: “No nos quedemos en el primer paso. Sigamos caminando juntos cada día para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía. (…) Colombia, tu hermano te necesita, ve a su encuentro llevando el abrazo de la paz. Libres de toda violencia, esclavos de la paz para siempre”.

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