“La única verdad que parece digna de fe, hoy, es la que el hombre cree que puede fabricar con sus propias manos“, denunció Vicente Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, durante la clausura este jueves, 14 de septiembre, del I Congreso Mundial de Bioética que, organizado por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, congregó en la localidad madrileña de El Escorial a 500 especialistas llegados de 25 países.
No restó ni un ápice de gravedad el arzobispo italiano a los desafíos a los que se enfrenta en la actualidad el ser humano, en un momento en que, como, señaló, “lo que Dios ha unido, el hombre piensa que puede romperlo y desestructurarlo, y cada individuo, imbuido por un delirio de omnipotencia, cree que puede recomponerlo a su gusto”.
“Vivimos en un momento delicado de la historia”, señaló Paglia, “en donde la técnica se puede permitir todo esto hasta el punto de algunos estudios hablan ya de que la técnica se convertirá en la religión del futuro“.
Visión holística de la vida humana
Por todo ello, invitó a desarrollar una visión holística de la vida humana, razón por la cual aseguró que el papa Francisco decidió hace ahora dos años reunificar en un nuevo dicasterio las instituciones vaticanas que se ocupan de familia, laicos y vida, “porque ante estas situaciones estamos llamados a confrontar con los nuevos horizontes de la ética para ofrecer respuestas con un estilo humanista”.
Esta decisión del Papa la inscribió Paglia en la perspectiva de que “necesitamos urgentemente una nueva cultura capaz de implicar y valorar todas aquellas tradiciones capaces de decir la verdad sobre la condición humana, y promover acciones concretas en los diferentes lugares en los que está en juego el valor de la vida”.
En este sentido, se preguntó: “¿Podemos comprender realmente los desafíos permaneciendo dentro de nuestros horizontes lingüísticos o necesitamos una conversión de nuestras mentes y lenguaje, abriéndonos a horizontes más amplios y que sean capaces de formular todos los poderes del hombre en el lugar que les corresponde?”.
En vez de enemigos, compañeros de camino
Por eso, para responder a los crecientes desafíos, Paglia aseguró que él “no hablaría primero de las batallas que hay que emprender, sino de participar en una reedificación de lo humano”. “En en vez de criticar a los enemigos –añadió–, hemos de reconocer a los compañeros de ruta con los que podemos compartir el camino del esta reedificación”.
Es este un tiempo, pues, en donde “la Iglesia está llamada a recibir en toda su profundidad las cuestiones y temas que surjan en nuestras sociedades, abierta a las discusiones fuera de los marcos reductores, poniendo en crisis los tópicos y haciendo que nos volvamos a entusiasmar por la verdad del ser humano”.
Paglia consideró necesario que la Iglesia comprenda “las contradicciones desgarradores en las que vive el ser humano”, razón por la cual, añadió, el papa Francisco ha hablado de la Iglesia como hospital de campaña, “la gran metáfora de la hospitalidad, categoría decisiva para quien quiera pensar en cómo hay que acoger y promover a la persona hoy en todas sus etapas de la vida, sobre todo cuando está enfermo. Es necesaria una nueva hospitalidad, como la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios formuló en su 108 capítulo general”.
Cultura del encuentro
En la clausura –al igual que en la jornada inaugural el pasado lunes 11 de septiembre– participó el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, quien, en sus palabras finales, agradeció a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios que, a través de ella, “dé voz a la Iglesia en un tema no solo importante, sino necesario”.
“La Iglesia tiene que entrar en estos caminos, dar luz y adentrarse, aunque a veces en esos caminos tengamos alguna herida o nos manchemos. Pero hay que entrar, no podemos estar al margen, porque esto es lo que nos enseñó Nuestro Señor, y en lo que viene insistiendo el papa Francisco, en la cultura del encuentro, que la inaugura Dios mismo, que quiere entrar en los caminos reales y hacerlo con todos los hombres sin excepción”, señaló.
Por parte de los hermanos de San Juan de Dios intervino el organizador del encuentro, el hermano José María Bermejo, quien reconoció las dificultades para organizar un evento de este tipo y aseguró que “queremos estar en comunión con la Iglesia, pero no siempre le vamos a dar la razón. Seremos un aliado en el campo de la Bioética”.
Finalmente, clausuró las jornadas el superior general, Jesús Etayo, quien, además de reiterar el compromiso “por seguir trabajando y abordando las muchas situaciones que el mundo nos plantea en nuestros días“, pidió también humildad para reconocer que, “en el proyecto de hospitalidad de nuestra Orden, también encontramos debilidades y hemos de trabajar para superarlas, porque las personas enfermas lo merecen”.
“Nuestro mayor incentivo –concluyó el religioso– es hacer el bien bien hecho, o ser cada día más virtuosos de la hospitalidad, a ejemplo de san Juan de Dios. Por eso, nuestro mayor mérito es recibir cada día de Dios el carisma de la hospitalidad para ponerlo al servicio de los demás, de los más débiles, los preferidos del Señor”.