Doctor en Teología por la Universidad Gregoriana y Consultor del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, el sacerdote catalán Xavier Morlans busca desde hace tiempo que los católicos vuelvan a las raíces y conciban al primer anuncio como la base fundamental para el inicio en el camino de la fe. Convencido de que “la principal preocupación de muchos sacerdotes católicos es la vida moral de las parejas, la doctrina o la confesión”, asegura que en otras iglesias cristianas la gente se encuentra con el kerygma, es decir, con “la versión más elemental por la cual Dios, a través del testimonio y de la palabra de un cristiano, llega a una persona no cristiana”.
PREGUNTA.- ¿Por qué comienza usted a interesarse por el primer anuncio?
RESPUESTA.- El libro El primer anuncio nace cuando yo constato que mis sobrinos no son bautizados y no se casan por Iglesia. Entonces me hago un planteo: el problema no es cómo hacer más simpática la moral sexual ni más simpática a la jerarquía eclesiástica, sino que el problema es más profundo. Entonces empiezo a explorar cómo se hace al cristiano adulto. Y eso me llevó a estudiar el kerygma, es decir, el primer anuncio.
Empiezo a practicar una forma de primer anuncio en 2002, en la parroquia San Ramón de Penyfort, en la rambla de Barcelona. Fruto de esta experiencia publicó en 2009 con PPC El primer anuncio. El eslabón perdido.
Ven y verás. 12 guiones del primer anuncio es otro libro, que edité con CPL, en donde publico guiones que yo he utilizado tanto en iglesias como en domicilio particulares. Esta última es una propuesta que potencié para llegar a la gente más joven. A partir del encuentro en estos domicilios, les proponía un itinerario de corte catecumenal. Los primeros años lo hacíamos en el local de los jesuitas, pero yo buscaba una parroquia comprometida a la cual poder invitar a las personas que iba a hacer una camino de iniciación cristiana. Eso lo encontré hace dos años en la parroquia Santa Ana cuando de ella fue nombrado rector Peio Sánchez, un gran amigo mío, fundador de la semana de cine espiritual.
P.- ¿Y qué pasó en esta parroquia?
R.- Al año y medio de llegar e incorporar los grupos del método Ven y verás, y luego de una maduración de ideas, desde enero pasado, con motivo de una ola de frío, decidimos abrir el templo a los hermanos de la calle. Luego quedó abierta por 24 horas, pero no como dormitorio o como comedor, que ya los hay, sino como café-calor. Lo que es interesante de esta salida de la parroquia Santa Ana hacia los hermanos de la calle es que esta experiencia ha traído a muchos voluntarios, creyentes y no creyentes. En ese contexto, las eucaristías dominicales se seguían celebrando, y empezaba a correr el rumor que los hermanos de la calle toman el café con leche en la Iglesia. Sumado a esta trabajo social de acogida, también hemos creado un espacio de artistas que actúan gratuitamente el domingo usando como escenografía el centro de la Iglesia, que la hemos acomodado en disposición circular, donde se celebra la Eucaristía, pero también debates, presentaciones de libros. En este contexto estamos ofreciendo también el primer anuncio.
P.- ¿Cómo ven el tema del primer anuncio los sacerdotes y los obispos?
R.- He escuchado varias veces a sacerdotes y obispo decir que hay bastantes católicos que se pasan a las sectas porque en las parroquias católicas encuentran solo un discurso de compromiso social. Pero yo creo que esa migración pasa porque cuando en la parroquia intentamos presentarles a Jesucristo, la principal preocupación de muchos sacerdotes católicos es la vida moral de las parejas, la doctrina o la confesión. En cambio, en las otras Iglesias cristianas lo que se encuentra es el kerygma. Concretamente, te dicen: “este es Cristo, te quiere y te acepta tal como eres. Él ha sufrido por ti, no hace falta que sufras por él, pero lo que tenés que hacer es adherirte a él”.
P.- Entonces…
R.- Muchos católicos no han recibido el kerygma en las parroquias, pero lo reciben en la iglesia evangélica. Por lo tanto, el problema no es el discurso social de la Iglesia católica, sino que la Iglesia católica ha olvidado el kerygma. Por eso, mi libro que editó PPC lo titulo El eslabón perdido. Pero, modestamente, el papa Francisco me ha dado la razón cuando en 2013 aparece Evangelii Gaudium (EG), donde se conjuga perfectamente el primer anuncio de Jesús y la dimensión social que debe desprenderse de este anuncio.
P.-¿Por qué los protestantes si lo lograron y los católicos todavía no?
R.- Porque Lutero, estudiando la Carta a los Romanos, descubrió lo que técnicamente se llama “la justificación por la fe”: hay un primer momento de la salvación en donde tú no tienes que hacer ningún mérito. Solo aceptar en tu corazón la voluntad de que Cristo ha muerto y resucitado por ti, entrando en un diálogo de amor y confianza con Jesús. Esto es la fe confianza. Lutero y sus seguidores enfatizaron esto y le restaron importancia a algunos sacramentos (solo se quedaron con el bautismo y la eucaristía). También le quitaron importancia a la tradición de la Iglesia y a la mediación filosófica de la teología. Entonces, para el protestantismo solo se necesita la Biblia, la Gracia de Dios y la fe, sin tantos sacramentos, sin tantos esfuerzos filosóficos, sin que sean necesarias las obras de misericordia como mérito previo.
P.- Luego de esta charla podemos sostener que el primer anuncio es sumamente importante…
R.- Claro, el primer nuncio, el kerygma, tiene importancia porque es la versión más elemental por la cual Dios, a través del testimonio y de la palabra de un cristiano, llega a una persona no cristiana. Frente a esto, los católicos siempre ponemos por encima la confesión, el aprendizaje del catecismo y la participación en la misa. En cambio, los protestantes saben ofrecer a la persona el amor de Dios, aquí y ahora, en el bar tomando una cerveza. ¡Eso es genial! Esto es lo que Francisco está recuperando: el kerygma es básico para todo cristiano; primero, tiene que vivir y experimentar su encuentro con Jesús y tiene que saber ofrecer el amor de Dios en el encuentro interpersonal. Luego, si la persona abre el corazón a Jesús, habrá que ofrecerle el itinerario de iniciación cristiana de corte catecumenal.
P.- Frente a esta realidad, ¿qué pasa con la Iglesia católica?
R.- Llegó el Concilio de Trento para responder a la crisis protestante. Trento le da la razón a Lutero en la primera justificación que es gratuita, es decir, la primera experiencia de salvación solo requiere la adhesión personal y la entrega a Cristo y aceptar que Cristo ha muerto por ti. Si esto es auténtico, luego conllevará a una transformación de la persona.
Yo sostengo que el catolicismo llevaba en su ADN, hasta el Concilio Vaticano II, una simplificación: ser cristiano era pensar bien (saber el catecismo) y actuar correctamente (ser bueno y practicar los sacramentos). El Vaticano II, recuperando lo válido de Lutero y de Trento, vuelve a poner sobre el tapete que antes de lo doctrinal y lo moral está el amor de Dios que se nos quiere comunicar a través de las Escrituras y a través de hechos y de palabras. La revelación de Dios como deseo de Dios de darnos su amor es anterior a la revelación como doctrina, como instrucción teórica, cuestiones que también tienen su importancia.
Para los cristianos, la verdad se va descubriendo al caminar
P.- ¿Evangelii Gaudium es suficiente para que los católicos podamos cambiar la mentalidad?
R.- Si todos los obispos, todos los párrocos y todos los responsables de la catequesis del mundo tuviesen su ejemplar de EG y lo llevaran siempre encima junto con el Evangelio, y lo hiciesen libro de oración, y se supieran de memoria los artículos 127, 128, 164 y 165… Si todos ellos hiciesen de EG su libro apasionado de estudio, la Iglesia católica daría el gran paso. En este sentido, a América Latina la veo mucho más dispuesta que a Europa, en donde todo lo sabemos, todo lo criticamos. El papa Francisco lo explica muy bien en EG, pero habitualmente, en los documentos pontificios muchas veces leemos la parte que confirma lo que creemos: los que están en la línea de la acción social, en EG ven confirmada la opción preferencial por los pobres; los que apuestan por una vivencia más ilustrada del Evangelio, en EG ven confirmada una preocupación por un Evangelio en diálogo con la cultura. Pero esta reivindicación transversal de EG, que la base de todo es saber encontrar fórmulas de presentar el kerygma, aun sufre de una fuerte resistencia.
P.- ¿La impronta como pontífice de Francisco cree que puede perdurar en los Papas que lo sucedan?
R.- Esto lo digo con todo respeto: Benedicto XVI es un excelente teólogo, pero era un Papa más para ser leído que para ser escuchado. Para eso están los teólogos, porque la función principal del Papa y de los obispos es animarnos en salida. Quiero creer que los obispos y los próximos papas van a considerar que las cuestiones doctrinales no pueden frenar a esta Iglesia en salida. Urge que los pastores comprendan que, desde el Vaticano II, tenemos suficientes fundamentos para “salir”. Porque la “verdad” no es un superordenador que está en el Vaticano y que tiene respuesta a cada situación humana. En sentido cristiano, la verdad, que es Dios, se va descubriendo al caminar.