Las homilías Te Deum realizado en todas las diócesis del país destacaron el período eleccionario, la construcción de la paz y temas valóricos suscitados por la legislación que despenaliza el aborto en tres causales.
Más expectación que en años anteriores provocaba esta vez la homilía del Arzobispo de Santiago Cardenal Ricardo Ezzati en el tradicional Te Deum de acción de gracias por la Independencia nacional, celebrado sin interrupción desde 1811, con ocasión de su primer aniversario. Desde 1971 tiene carácter ecuménico, excluyéndose las iglesias evangélicas que desde 1975 tienen su propio Servicio de Acción de Gracias en la Catedral Evangélica de Chile, el domingo anterior al aniversario patrio.
Uno de los motivos de la expectación se originó en esta celebración evangélica en la que hubo gritos contra la presidenta Michelle Bachelet debido a la reciente promulgación de la ley que despenaliza el aborto en tres causales y el tema fue duramente criticado por los oradores. Se temía que también la Iglesia Católica, firme opositora a esa legislación, repitiera una acción similar o, al menos, hubiera un pronunciamiento desafiante de parte del prelado.
Ante las principales autoridades del país, incluso 4 de los 8 candidatos a la presidencia de la república, Ezzati destacó “la sacralidad de la vida, de toda vida humana, desde su concepción, en todo el arco de su desarrollo, hasta la muerte natural: la vida, el primero y el más fundamental de los derechos humanos, pilar granítico sobre el cual se cimientan todos los demás derechos”. Sin embargo, agregó que “respetuosos de la legislación que el Estado se ha dado, nuestra opción por la vida se traduce en redoblar nuestro esfuerzo para seguir acompañando a las mujeres que viven situaciones límite en su embarazo, a las que deciden continuar con él y a las que piensan que el aborto es una solución”. Y agregó: “la Iglesia ofrece sus manos y extiende su abrazo de servicio a todas las personas que necesiten paz, amparo, apoyo y consuelo”.
La Ministra vocera del Gobierno, Paula Narváez, al término de la ceremonia habló sobre el mensaje del cardenal: “Valoramos muchísimo el llamado que hace monseñor Ezzati a la amistad cívica y a que podamos elevar el nivel de la política para que le sirva a las personas”.
La acción de gracias en Santiago incluyó a Bomberos, debido a su destacada labor en los incendios forestales del verano pasado; a inmigrantes reconociendo su aporte al país; y a pueblos indígenas originarios de la nación. También estuvo la presencia de la familia, las madres embarazadas y la acción de gracias por la vida.
Cada obispo en las otras 25 diócesis también presidió un Te Deum con las autoridades locales y fieles, aunque sólo en Copiapó, Valparaíso, Concepción y Temuco tienen carácter ecuménico. En esas liturgias los obispos también se refieren a temas nacionales o locales de interés público.
En Antofagasta, el recién asumido arzobispo Ignacio Ducasse expresó: “nuestra historia nos ha enseñado que la paz no se impone por la vía de la fuerza, sino que brota de la razón humana capaz de dialogar y alcanzar entendimiento. La paz se teje con generosidad de todos y descansa en la recíproca confianza. Es encomiable el empeño de líderes, de ayer y de hoy, que han sabido proponer razones, a partir de convicciones, sin dejarse provocar por la violencia, y siempre con disposición a ceder en aras del bien común. La humildad, por ello, es siempre presupuesto de la paz”.
En Rancagua, el obispo Alejandro Goic aludió al período eleccionario que vive el país ante un público que, además de las autoridades regionales y comunales, contaba con varios candidatos a parlamentarios. Indicó el “descrédito de la política y desconfianza hacia las instituciones. Hemos sido testigos, dijo, de disputas verbales agresivas, de expresiones fanáticas y violentas, de descalificaciones y actitudes provocativas, en personas y grupos, lamentablemente también en personalidades e instituciones consagradas al servicio público de quienes la sociedad espera una mayor estatura cívica”. Y concluyó que “no le hace bien a Chile prescindir del ejercicio democrático de la búsqueda de grandes acuerdos. Los estilos avasalladores y excluyentes no ayudan a un buen clima social”.
Como en todas las diócesis del país, también llegaron a la Catedral de Osorno las principales autoridades provinciales civiles y militares para participar en el Te Deum de agradecimiento a Dios por la independencia del país.
Durante la homilía del Obispo Juan Barros, quien presidía la ceremonia, casi un centenar de personas se pusieron de pie en silencio y levantaron letreros con la palabra “Renuncia”. Así se mantuvieron por unos minutos, mientras el obispo continuaba hablando y avanzaronen grupo hacia el altar y desde allí por un costado hasta la salida, siempre con la leyenda en alto. Mientras salían hubo algunos gritos de “obispo encubridor no puede ser pastor”. Eran integrantes del “Movimiento laicos y laicas de Osorno” quienes denuncian a la Iglesia por mantener a este obispo en su cargo y expresan su dolor por la defensa que le hizo el Papa Francisco en un video difundido en octubre del 2015 en el que afirmó que “Osorno sufre por tonta”.
Al obispo Barros se le acusa de encubrir los delitos de abuso sexual y sicológico del párroco Fernando Karadima, de quien era discípulo cercano, que fue condenado por el Vaticano después de un juicio canónico.