Una docena de entidades cristinas de Cataluña han hecho un llamamiento para sumarse “a las movilizaciones pacíficas, cívicas y democráticas convocadas en todo el país en defensa de nuestras instituciones y a acompañarlas también con la oración por el país y sus derechos”.
En un nota emitida el 20 de septiembre –tras los registros efectuados por la Guardia Civil en varias dependencias de la Generalitat, y que acabaron con la incautación de numerosa documentación y la detención de 14 personas por su presunta vinculación con la organización del referéndum ilegal del 1-O–, las organizaciones, “recogiendo el anhelo y preocupación de las comunidades católicas de Cataluña, expresamos el apoyo a las instituciones catalanas, y el rechazo a las últimas actuaciones del Estado español contra la democracia y el estado de derecho”.
“Recordemos –sigue el comunicado– que, de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia, los obispos catalanes han afirmado reiteradamente que ‘conviene que sean escuchadas las legítimas aspiraciones del pueblo catalán, para que sea estimada y valorada su singularidad nacional’ y ‘defendemos la legitimidad moral de todas las opciones políticas que se basen en el respeto de la dignidad inalienable de las personas y de los pueblos’”.
Religiosos, religiosas y laicos
El comunicado está firmado, entre otras organizaciones, por la Junta Directiva de la Unió de Religiosos de Catalunya, la Fundació Claret, Justicia y Paz, el Grupo San Jordi de Derechos Humanos, Vedruna Catalunya, el Movimiento de Profesionales Cristianos, la Escola Pia de Catalunya o la Fundació d’Escoles Parroquials de Barcelona.
Y ha venido a coincidir prácticamente en el tiempo con una nota de la Conferencia Episcopal Tarraconense, en donde los obispos catalanes, en el mismo tono de mesura en el que se han venido pronunciando ante la deriva política de los últimos meses, animan a todos, “especialmente a los laicos cristianos, a ser responsables y comprometidos en la vida pública, para avanzar en el camino del diálogo y del entendimiento, del respeto a los derechos y las instituciones y de la no confrontación, ayudando a que nuestra sociedad sea un espacio de fraternidad, de libertad y de paz”. “Que la cordura y el deseo de ser justos y fraternos nos guíe a todos”, piden también los pastores.
En este sentido, el llamamiento a la movilización efectuada por las entidades cristianas catalanas supone un salto cualitativo en una postura que, como reconocen, iba en la misma línea que el documento firmado el pasado mes de mayo por la Tarraconense, tal y como afirma en el último número de Vida Nueva el presidente de la Unión de Religiosos de Cataluña, Màxim Muñoz: “Nos guían los mismos criterios que nos ofrecieron nuestros obispos”.
En esas declaraciones como presidente de la entidad que aglutina a los cerca de 6.000 religiosos y religiosas que hay en Cataluña, Muñoz reconoce que entre los consagrados “existe de una pluralidad de posicionamientos ante el llamados procés, y no digamos ante el referéndum convocado para el día 1 de octubre. Y añado: un posicionamiento que toca fibras muy sensibles y primarias”.
Los abades de Poblet y Montserrat piden prudencia
También los abades de los monasterios de Poblet y de Montserrat, fray Octavio Vilà y P. Josep M. Soler, respectivamente, han emitido este jueves un comunicado conjunto en el que, “con toda humildad, pedimos a los gobernantes de Cataluña y de España un ejercicio de máxima prudencia y responsabilidad” ante la situación que se está viviendo en Cataluña, que califican de “preocupante y delicada”.
“El derecho a la participación en la vida política y social debe ser garantizado, en un estado democrático, para aquellos a los que corresponde la responsabilidad de gobierno, que tienen la obligación de interpretar el bien común de su país escuchando la voz de la mayoría y respetando al mismo tiempo la de los que se encuentran en minoría“, señalan los abades.
Los religiosos piden “un ejercicio de responsabilidad por parte de todos“, y aseguran que “ni es nuestra intención, ni nos corresponde tomar parte por ninguna otra cosa que no sea la paz, el diálogo, las libertades de expresión democrática, la convivencia social y el respeto a los derechos individuales y los de nuestro pueblo”.