Uno de los sectores que más ha sufrido las consecuencias de los terremotos ocurridos en México el 7 y 19 de septiembre pasados, ha sido la niñez; en primer lugar, por el elevado número de víctimas menores de edad que perdieron la vida; y en segundo, porque miles de niños han tenido que vivir la angustia de enfrentarse a una realidad para la que no estaban preparados, sobre todo cuando la avalancha de noticias reporta edificios derrumbados, calles abiertas y una creciente cantidad de personas fallecidas. Ante esta circunstancia, el Centro Juvenil Promoción Integral A.C. (CEJUV), ha desplegado una serie de acciones con el fin de mitigar la ansiedad que éstos sufren, a través de actividades lúdicas que los coloquen en un plano de menor tensión.
Al respecto, Miguel Ángel Hernández, Director de CEJUV, señala que esta organización de inspiración cristiana –que en casos de emergencia se une en el trabajo desarrollado por la red Cáritas A.C.–, en estos momentos trágicos ha acudido a diversos lugares, sobre todo a sitios cercanos a parroquias o a colonias afectadas por el terremoto, a fin de llevar a los niños este tipo de actividades lúdicas que les sirven perfectamente como terapia.
Explica que para invitar a los niños a que participen, los voluntarios de la asociación tienen distintas estrategias; “contamos, por ejemplo, con un joven flautista que llega a determinada colonia y se pone a tocar, empieza a juntar a los niños y después inicia juegos con ellos; también hay un cantante solista que perteneció al Coro Nacional de Cuba, y hace lo mismo; de la misma forma una artista plástica, quien coloca en el piso un papelógrafo enorme, empieza a pintar e invita a los niños a que colaboren con ella”.
Destaca que entre los jóvenes voluntarios del CEJUV actualmente hay unos 30 de la Escuela Nacional de Trabajo Social, así como varios extranjeros, en su mayoría alemanes; además de un grupo importante de voluntarios pertenecientes a la Parroquia de la Purísima Concepción de Tlacopac, quienes, durante las brigadas de acopio, después de hacer su labor, llevaron a los niños a jugar al albergue de Magdalena Contreras. “En total, los voluntarios de CEJUV que están trabajando en esta emergencia son unos ochenta”.
Miguel Ángel Hernández señala que, si bien ahora se está trabajando con los niños ante las presentes circunstancias, el propósito de CEJUV es dar continuidad a la labor a través del voluntariado. “Nos hemos dado cuenta de que la participación de los jóvenes frente a esta emergencia ha sido extraordinaria, que lo único que necesitaban era un impulso, propuestas, alternativas y herramientas para poder desarrollar sus acciones y enfocar su energía. Es un momento en que los jóvenes desean participar, y lo mejor es que están pensando en acciones a futuro; es decir, que nuestro México ya no está paralizado. Ellos pueden ser muy útiles en esta tarea”.
Explica que el jugar en sí es una terapia, pero además, a partir del juego se construyen en colectividad herramientas de vinculación; los niños se mueven, sacan energías, comparten momentos con otros, por eso es tan importante el trabajo que pueden desarrollar los jóvenes en este sentido. “Acompañados de alguien capacitado, los jóvenes pueden ser ese primer contacto terapéutico con los niños, a través de actividades lúdicas; y después, gracias a instituciones como Cáritas, es posible que los niños reciban, de otras asociaciones que pertenecen a la red, una terapia más especializada si es que lo requieren”. Para colaborar con CEJUV, los jóvenes no necesitan ser especialistas en atención de desastres, lo que necesitan es establecer con los niños ese contacto lúdico inicial, que sería como los primeros auxilios terapéuticos”.