El papa Francisco ha llegado a las 08:15 horas, este domingo 1 de octubre, a la población de Casena, al norte de Italia. El Pontífice ha acudido para participar en la celebraciones por el tercer centenario del nacimiento de Pío VI, además, como parada previa a su visita a Bolonia, esta misma mañana. En la Plaza del Pueblo se ha encontrado con los habitantes de la población y, refiriéndose al lugar el encuentro, ha señalado que “la centralidad de la plaza envía el mensaje de que es esencial trabajar todos juntos por el bien común. Esta es la base del buen gobierno de la ciudad, y lo que la hace bella, saludable y acogedora, una encrucijada de iniciativas y motor de un desarrollo sostenible e integral”.
La política “exige la tranquilidad y un desarrollo ordenado”
La razón de ser de la política, para el Papa, es ser “un servicio inestimable al bien de la colectividad”, frente a cualquier mínima forma de corrupción. “Desde esta plaza os invito a considerar la nobleza de la acción política en nombre y favor del pueblo, que se reconoce en una historia y valores compartidos y exige la tranquilidad y un desarrollo ordenado”, subrayó.
Francisco ha invitado a todos “a exigir de los protagonistas de la vida pública coherencia en su compromiso, preparación, rectitud moral, capacidad de iniciativa, paciencia y fortaleza para afrontar los desafíos de hoy, siendo conscientes de que la perfección es imposible”. A su vez, el Santo Padre ha recordado algunas de dificultades del contexto actual y ha pedido un “realismo saludable”, que se caracteriza por “asumir responsabilidades” y no caer en la crítica fácil. Para ello, ha invitado a “escuchar a todos”, especialmente a los jóvenes y a los ancianos.
Frente a las “pasiones políticas”, el pontífice a invitado a “colaborar entre todos”. Finalmente, ha pedido “relanzar los derechos de la buena política” frente a la “agresividad”, tan presente en estos años.
Encuentro con la Iglesia local
Ya en la catedral, el Papa se ha reunido con sacerdotes, religiosos y laicos de las diferentes parroquias de Cesana. Antes de entrar en la catedral, junto con el alcalde, ha descubierto la placa de una nueva avenida dedicada a Pío VI.
Francisco ha propuesto la “corresponsabilidad” de todos los agentes pastorales como elemento eficaz de la evangelización, ya que esta ofrece el testimonio de una Iglesia que camina “en la fraternidad y en la unidad”. El Papa ha invitado a seguir a Cristo en la atención a las “personas heridas”, siguiendo el ejemplo de san Vicente de Paúl y su “revolución de la caridad”. Para ello, ha invitado a no descuidar “la oración y la meditación” como “fuerza de la misión”, como insistía santa Teresa de Calcuta.
Ha pedido a todos salir de la propia burbuja e “ir hacia las periferias existenciales”, sin dejar de estar “unidos al centro de la fe y de la misión: el corazón de Jesús, lleno de misericordia y amor”. Esta es la “revolución de la ternura” que Bergoglio ha prendido en los agentes de pastoral.
El Papa, con la mirada puesta en el Sínodo, ha invitado a la reflexión y al diálogo con los jóvenes y las familias. Les ha pedido que fomenten el encuentro “entre jóvenes y ancianos”. “¡Este diálogo hará milagros!”, ha sentenciado en Papa, que ha llamado a un compromiso en la educación en la afectividad y en el amor de las jóvenes generaciones. A los sacerdotes les ha solicitado que transmitan la alegría de la evangelización, y a todos, la valentía frente a las dificultades.
Al concluir el encentro, el Papa ha rezado en la capilla de la “Virgen del Pueblo”, ha saludado a algunos enfermos y, en la sacristía, ha saludado a los organizadores de acogida y a un grupo de huéspedes de la casa de acogida diocesana. A la salida, ha invitado a los jóvenes a “hablar con los ancianos” y “así os convertiréis en revolucionarios”.
Los migrantes, “luchadores de esperanza”
Ya en Bolonia, Francisco ha comenzado la visita reuniéndose con un millar de inmigrantes y el personal del servicio de asistencia. El Papa ha saludado personalmente a todos, fotografiándose con ellos y recibiendo saludos en una multitud de idiomas.
Bergoglio ha invitado a “mirar al prójimo con misericordia” para conocer su realidad –“cada uno tiene su propia historia”, ha recalcado– y a no eludir el contacto con el otro. No ha negado que “el fenómeno requiere visión y una gran determinación en la gestión, inteligencia y estructuras, mecanismos claros que no permiten distorsiones o explotaciones” entre los más pobres. Por ello, ha pedido que “un mayor número de países adopten programas de apoyo tanto privados como comunitarios de acogida y abran corredores humanitarios para los refugiados en situaciones más difíciles”, evitando la pérdida de tiempo.
El Papa los ha definido como “luchadores de esperanza”, a la vez que ha recordado a los que han muerto en su travesía. Además, Francisco se ha denunciado la espera y las dificultades para obtener los documentos, lo que ha generado un gran aplauso. El Papa les ha pedido estar “abiertos a la cultura de la ciudad” y ha subrayado que la Iglesia es una “madre que acoge a todos sus hijos sin distinción”, como ha mostrado la comunidad cristiana en Bolonia, ciudad que, ha recordado el Pontífice, “fue la primera de Europa en liberar a los siervos de la esclavitud”.
Solo el diálogo ayuda a sanar
Poco después del mediodía, en la Plaza Mayor de Bolonia, el Papa ha rezado el ángelus con representantes del mundo del trabajo. El Pontífice ha lamentado las “situaciones difíciles y a veces angustiosas” que genera la falta de empleo. “Solo el diálogo permite encontrar respuestas eficaces e innovadoras para todos, también sobre la calidad en el trabajo, en particular el indispensable bienestar”, ha subrayado el Papa relacionándolo con las experiencia de cooperativas laborales tan extendidas en esa región italiana. Para Francisco la solidaridad no debe entenderse con la lógica de la economía financiera.
Frente al paro juvenil y al drama de tantos otros que han perdido el trabajo, ha reivindicado que “son realidades a las que no podemos acostumbrarnos, como si fueran solo estadísticas”, ha denunciado. También ha subrayado que la crisis económica es también “ética, espiritual y humana”, para lo que ha propuesto poner en el centro “la persona y el bien común”.
Tras el ángelus, ha recordado al nuevo beato Tito Zeman, sacerdote salesiano eslovaco mártir por “su fe y el servicio pastoral”. Después ha entrado a la Basílica de San Petronio donde ha compartido la comida con un millar de pobres.