“La patria está en peligro”. Así se ha expresado el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, tras los acontecimientos vividos ayer, 1 de octubre en Cataluña. En la misa de hoy, con motivo de la festividad de los Ángeles Custodios, patrón de la Policía Nacional, el prelado ha defendido el Estado de Derecho y el orden constitucional.
Durante su homilía ante los responsables del Cuerpo Nacional de Policía de Córdoba, ha advertido que “el sentimiento patriótico no solo es propio de facción o partidos políticos, sino que el amor a la patria brota del cuarto mandamiento de la Ley de Dios, que nos manda el respeto a los padres e incluye obligaciones con la patria y sus legítimas autoridades”.
El obispo ha expresado su deseo de que la fiesta de los “Ángeles Custodios sirva para expresar apoyo, cariño y reconocimiento a la Policía Nacional, a favor del Estado de Derecho y el orden constitucional”. Y ha terminado manifestando su apoyo a los agentes, como “colaboradores de Dios en don de la Paz”, como recoge La Voz de Córdoba.
El presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, ha dado la orden de desplegar vehículos militares e incrementar la presencia de efectivos de la Fuerza Armada en más de 20 puntos de la capital del país. Una decisión que ha chocado con la Iglesia.
El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, ha manifestado su preocupación: “Las medidas que se han tomado seguramente ayudan para resolver la situación, pero no son suficientes; el sacar los tanques de guerra para exhibirlos en los parques, no lo entiendo, no alcanzo a comprender cuál es la intención; si es para que la sociedad se sienta segura esa no es forma de atacar el problema”.
Según el jerarca, la solución al problema de inseguridad debe buscarse entre todos. “Yo demandaría, con todo respeto, a los funcionarios de los tres Órganos del Estado y a toda la sociedad a unirse, que nos unamos todos para hacer un trabajo conjunto verdaderamente efectivo y que beneficie a la nación”, instó Escobar, según recoge La Prensa Gráfica.
“Necesitamos la guía pastoral del Papa, porque el Evangelio no nos pide que nos convirtamos en antagonistas de las autoridades constituidas”. Lo dice José Shen Bin, obispo católico de Haimen, en la provincia costera de Jiansu, reconocido por el Gobierno chino y ordenado en absoluta comunión con el Vaticano.
En una entrevista a Vatican Insider, el prelado mantiene que la posible reconciliación entre las comunidades católicas chinas “oficiales” y las denominadas “clandestinas” es el fruto más precioso y deseable que se pueda esperar del diálogo que están llevando a cabo el Gobierno y la Santa Sede.
Al ser preguntado sobre si hay alguien en China que quiera construir una Iglesia católica independiente, el prelado es contundente: “Ninguno de nosotros ha pensado nunca separarse o disociarse de la Iglesia universal, o de seguir vías diferentes del camino por el que va la Iglesia universal. Y esto vale para nosotros, para los obispos chinos que llegaron antes que nosotros y para los que vendrán después”.