Unas horas después de conocerse el resultado del referéndum ilegal, de las cargas policiales y de la intención del presidente Carles Puigdemont de proclamar la independencia, el obispo de Solsona, Xavier Novell, ha hecho un llamamiento a todos los políticos para que “articulen una salida pacífica y justa para la nación catalana, respetando los derechos legítimos de este pueblo”.
A través de una nota, el prelado subraya que, entre estas reivindicaciones “sobresale el derecho de autodeterminación”, por lo que reclama que “no se ignore todo lo que ha pasado” y pide que “se tenga en cuenta el resultado de las urnas”.
En un tono algo más conciliador que en sus anteriores manifestaciones, Novell asegura que “entiendo y respeto a todos aquellos que por convicciones personales, por desacuerdo con las condiciones con las que se llevaba a cabo el referéndum o por miedo, ayer no fueron a votar”.
Sin embargo, respalda “la valentía y resistencia pacífica de aquellos que defendieron el ejercicio legítimo del derecho a la autodeterminación de nuestro pueblo”, a la vez que condena “todos los actos violentos que se produjeron, especialmente aquellos cometidos por ‘servidores públicos,”, evitando utilizar el término Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Novell votó el pasado domingo en la consulta promovida por la Generalitat. Esto sí, no pudo hacerlo en Solsona, sino en la localidad ilerdense de Navés.
La presentación de credenciales de un embajador ante la Santa Sede suele ser un acto protocolario y una primera toma de contacto del protagonista ante el Papa y la Secretaría de Estado. Sin embargo, en el caso del nuevo representante español ante el Vaticano, Gerardo Bugallo, ha sido un encuentro que ha ido más allá del saludo.
Dos temas sobre la mesa con Francisco y con Pietro Parolin. Por un lado, Ucrania. Bugallo ha sido embajador en Kiev durante cuatro años en los que ha vivido en primera persona el conflicto abierto con Rusia, testigo privilegiado en un escenario que nunca ha perdido de vista el Papa.
Por otro lado, Cataluña. La migración o el paro juvenil, temas recurrentes en el Papa cuando lo aborda con alguna autoridad española, podrían haber sido cuestiones a abordar. Sin embargo, cuando apenas habían pasado unas horas del referéndum y con las cargas policiales en las portadas de los diarios internacionales, se hacía inevitable que la crisis catalana centrara el diálogo.
Y así, con las credenciales en la mano, el embajador ya prepara el que será su primer acto oficial como anfitrión: la canonización del escolapio español Faustino Míguez, fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora, que tendrá lugar el domingo 15 de octubre.
Si durante las jornadas previas al referéndum fueron pocas las voces episcopales que se manifestaron públicamente cerrando filas en torno a la nota de la Conferencia Episcopal y siendo fieles a la máxima de la prudencia y la serenidad, la sucesión de los acontecimientos ha generado más que preocupación entre los obispos de todo el país.
Sobre todo, teniendo en cuenta además que hoy 2 de octubre se celebra la festividad de los Santos Ángeles Custodios, patronos del Cuerpo Nacional de Policía. “Los tiempos recios que decía Santa Teresa se concretan –lo hemos experimentado en la jornada de ayer- en el riesgo de fracción de la unidad de España, que la Iglesia ha defendido siempre por un principio superior a ella misma como es el principio de unidad”, ha reflexionado el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, en la eucaristía celebrada en la iglesia de San Pedro Apóstol, a la que han asistido autoridades civiles y militares.
García Burillo elogió el servicio prestado por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, precisamente en una ciudad como Ávila, que alberga la Escuela Nacional de Policía, donde se forman los agentes de toda España.
Sobre el procés catalán, el obispo de Ávila se remitió a las palabras del cardenal Omella en la misa por la paz y la cncordia en la Sagrada Familia tras los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils, cuando apuntó que “la unidad fortalece, la división nos corroe y nos destruye”.
A partir de ahí, en un nuevo llamamiento a la concordia y al diálogo, García Burillo manifestó que “la misión de la Iglesia en España no debe ser otra sino exhortar a la renovación moral y a una firme solidaridad entre todos los ciudadanos. Por lo cual os propongo encomendar hoy la unidad de España a la protección de los santos Ángeles Custodios”.