Una analítica de arriba abajo. Las editoriales católicas se someten hoy martes 3 de octubre a su chequeo bianual, en la III Jornada sobre el Libro Religioso, que patrocina Vida Nueva y que acoge IFEMA como antesala de la feria Liber 2017, que arranca mañana miércoles. Una jornada intensiva con diversas ponencias y mesas redondas para afrontar los desafíos a los que se enfrenta el sector.
“Hacen falta libros en misión, o lo que es lo mismo, tener en cuenta que hay un mercado nuevo por explorar”, consideró Xiskya Valladares, religiosa de la Pureza de Maria y experta en redes sociales, en la mesa dedicada a la presencia mediática de los libros que ahondan en el hecho religioso. “Es necesario renovar las firmas y promover relatos cercanos con los que el lector se pueda identificar. Esto exige pensar muy bien el libro que se quiere publicar, pero también mejorar la formación y profesionalización de quienes tienen que venderlo”, explicó la religiosa.
En esta misma línea se manifestó Eva Galvache, redactora jefe de programas religiosos de Cope: “Hay muchas sugerencias que se pueden hacer: mejorar el diseño de las obras para hacerlo más actual y atractivo, cuidar especialmente la relación con los periodistas, saber ofrecerles diferentes posibilidades para acercarse a las obras…”.
“El libro religioso necesita dosis de creatividad, tanto por fuera como por dentro”, sentenció Darío Chimeno, director de Mundo Cristiano, mientras que el director de Vida Nueva, José Beltrán, subrayó la importancia de cuidar a los prescriptores para ser editoriales en salida: “Cuidar a los agentes de pastoral, a los laicos comprometidos, a los formadores de congregaciones y seminarios lleva a medio plazo a contar con embajadores que pueden acercar a nuevos lectores”.
“Crisis de valores”
Por otra parte, en la mesa redonda en la que tomaron la palabra los responsables de las librerías religiosas, constataron que hay una recuperación lenta de las ventas y una gran producción editorial. Sin embargo, también ahondaron en las flaquezas. “La crisis ha destruido mucho la venta del libro, pero no solo la crisis económica, sino también la de valores”, considera Julia Gómez Carrasco, de Paulinas.
“El mercado del libro religioso está sufriendo como el resto, quizá tenemos que hacer un trabajo de readaptarnos”, aportó el distribuidor Jesús Fernández.
En esta línea de buscar nuevos foros, María Ángeles Benítez, de Librería San Pablo, destacó que “necesitamos una nueva estrategia de marketing, se nos olvida que el público joven utiliza otro vocabulario y no nos hemos adaptado a ellos. Tenemos que llegar a la periferia”.
Así, la coordinadora del Gremio de Editores de Libro Religioso y directora de Narcea, Mónica González, apuntó que, a pesar de que en muchas ocasiones el sector puede considerarse “un patito feo, estamos ofreciendo hoy por hoy una interesante diversidad de contenidos”.