La compleja situación en Cataluña se ha hecho presente hasta en la apertura del curso en la Universidad Eclesiástica San Dámaso, que tuvo lugar ayer, 2 de octubre, en su sede en Madrid. En su discurso, el rector, Javier María Prades, mostró su pesar por lo ocurrido el día anterior en la celebración de un referéndum independentista considerado ilegal por el Estado, reconociendo que “los acontecimientos de estos días anegan el corazón de tristeza y de preocupación”.
Tras recalcar que “no podemos dejar de volver la mirada a algunos de los hechos más relevantes de nuestra vida social”, como los actos terroristas que han azotado a la propia Barcelona recientemente “a manos de radicales islamistas”, Prades destacó que, ante hechos así, “se sacude hasta lo más profundo de nuestra sensibilidad por la injusticia de un mal que destroza la vida de cualquier persona”.
Con la mirada puesta España y en el conjunto de Europa, el rector llamó a, desde “la luz del Evangelio”, actuar en base a “criterios de inteligencia y de acción para interpretar y cambiar el mundo en que vivimos”. Partiendo siempre “del bien social práctico que es la convivencia (sin el cual toda solución será siempre precaria por más recursos de fuerza que se utilicen), necesitamos, personalmente y como comunidad civil y cristiana, ser protagonistas incansables de una cultura de la vida, (…), aprendiendo a acompañar a todas las personas, a las que nos resultan cercanas y a las lejanas, a escuchar, a proponer la vida y la verdad que amamos, a través del diálogo y de todos los recursos educativos”.
“En ese camino de diálogo paciente y de educación –añadió Prades– se podrá percibir si los europeos tenemos una vida rica, no solo por el bienestar social, sino por lo que toca al significado mismo del vivir. El espacio de libertad civil y religiosa que es hoy Europa y España no debe degenerar en un mundo vacío, sin propuesta de sentido humano pleno para quien ha nacido aquí o para quien ha llegado hace poco tiempo”.
Tras apuntar las “obvias diferencias” entre la situación europea y nuestro contexto nacional, concretamente en lo referente a lo ocurrido estos días en Cataluña, el sacerdote reivindicó que “ese mismo criterio del bien práctico que es el valor de la convivencia arraigada” ha de ser el canal que lleve “a fomentar todas las vías de entendimiento en estos momentos tan delicados”.
“En el marco de la legalidad constitucional”
Una responsabilidad que interpela en primer lugar a “nuestros gobernantes”, para que, “en el marco de la legalidad constitucional, acierten a proponer medidas que reconstruyan la confianza social y aseguren la legalidad como garantía de los derechos de todos”. A continuación, Prades sostuvo que, “junto a esa primera responsabilidad política y jurídica, una situación tan seria nos interpela a cada uno, para comprobar si la fe que vivimos nos permite construir juntos teniendo en cuenta las diferencias y ofrecer a todos el testimonio de la experiencia de unidad y de universalidad que la fe eclesial ha hecho posible a lo largo de la historia, también allí donde había sensibilidades culturales diferentes”.
Amplia representación episcopal
En la apertura del año universitario en San Dámaso hubo una nutrida representación eclesial, habiendo varios obispos, como Jesús Sanz (Oviedo), Braulio Rodríguez (Toledo), Joaquín María López de Andújar (Getafe) o el castrense, Juan del Río. También estuvieron el cardenal emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el prelado auxiliar de la diócesis madrileña, Juan Antonio Martínez Camino, o el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo.
El arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, a su vez, gran canciller de la Universidad, celebró una eucaristía antes del acto académico, siendo luego otro de los ponentes. El encargado de impartir la lección inaugural fue Jordi Girau Reverter, docente del centro, quien disertó en trono a Variaciones sobre el personalismo tomista.