En la mañana de hoy viernes 6 de octubre, el papa Francisco ha recibido a los participantes del Congreso dedicado a la ‘La dignidad del menor en el mundo digital’, que acababa hoy en la Universidad Gregoriana de Roma y que está organizado por el Centro para la Protección de Menores (CCP). Más de 150 expertos ha consensuado una ‘Declaración de Roma’, que ha sido leída ante el Papa por la muchacha irlandesa Muireann O’Carroll, de 16 años, que expresa “el compromiso común por un mundo, también digital, para los menores”, en palabras del rector de la Gregoriana, Nuno da Silva Gonçalves.
El “descarte” de los menores
Francisco ha presentado su defensa de los menores en “el reconocimiento y la defensa de la dignidad de la persona humana”. Por ello ha invitado a todos a trabajar por la defensa de la dignidad de los menores “con determinación y con verdadera pasión, mirando con ternura a todos los niños que vienen al mundo, cada día y en todas partes, y que tienen necesidad sobre todo de respeto, pero también de cuidado y afecto para crecer en toda la maravillosa riqueza de sus potencialidades”.
“Las palabras más fuertes de Jesús son precisamente para el que escandaliza a los más pequeños”, recordó el Papa, invitando a “dedicarnos a proteger la dignidad de los niños con ternura pero también con gran determinación, luchando con todas las fuerzas contra esa cultura de descarte que hoy se manifiesta de muchas maneras en detrimento sobre todo de los más débiles y vulnerables, como son precisamente los menores”.
La cara más oscura de Internet
El nuevo contexto tecnológico encierra un “maravilloso potencial”, pero a la vez plantea “problemas nuevos e imprevistos”. Por ello, el Pontífice ha agredecido los esfuerzos para responder a este reto, “que es probablemente el más importante de todos para el futuro de la familia humana: la protección de la dignidad de los jóvenes, de su crecimiento saludable, de su alegría y de su esperanza”.
Bergoglio ha señalado que “debemos tener los ojos abiertos y no ocultar una verdad que es desagradable y que no quisiéramos ver”, indicando situaciones completamente nuevas de abuso a través de la provocación en internet (‘trolling’), el ciberacoso (‘cyberbullying’), el chantaje sexual (‘sextortion’), el ciberengaño pederasta (‘grooming’) o la difusión indiscriminada de la pornografía (‘sexting’).
“La red tiene su lado oscuro y regiones oscuras (la ‘dark net’) donde el mal consigue actuar y expandirse de manera siempre nueva y cada vez con más eficacia, extensión y capilaridad”, ha denunciado. “Pero no debemos dejarnos dominar por el miedo, que es siempre un mal consejero (…) Estamos llamados en cambio a movilizarnos juntos, sabiendo que nos necesitamos mutuamente para buscar y encontrar el camino y las actitudes adecuadas que ayuden a dar respuestas eficaces”, apuntó.
Errores de perspectiva
Francisco ha querido aportar a la reflexión de los expertos tres “posibles errores de perspectiva”: “de subestimar el daño que los fenómenos antes mencionados hacen a los menores”, “pensar que las soluciones técnicas automáticas, los filtros construidos en base a algoritmos cada vez más sofisticados para identificar y bloquear la difusión de imágenes abusivas y dañinas, son suficientes” para solucionar estos problemas; y tener “una visión ideológica y mítica de la red como un reino de libertad sin límites”.
Cuando se trata del abuso de menores, ha subrayado Francisco, no es cuestión “de ejercicio de la libertad, sino de crímenes, contra los cuales debemos proceder con inteligencia y determinación, ampliando la cooperación entre los gobiernos y las fuerzas del orden a nivel global, en la misma medida en que la red se ha hecho global”, ha denunciado.
Bergoglio ha pedido “despertar la conciencia sobre la gravedad de los problemas” y ha señalado que es el momento de “hacer leyes apropiadas, de controlar el desarrollo de la tecnología, de identificar a las víctimas y perseguir a los culpables de crímenes, de ayudar en su rehabilitación a los menores afectados, de colaborar con los educadores y las familias para que cumplan con su misión, de educar con creatividad a los jóvenes para que usen adecuadamente Internet –y sea saludable para ellos y para los demás menores–, de desarrollar la sensibilidad y la formación moral, de continuar con la investigación científica en todos los campos relacionados con este desafío”.
En la que respecta a la Iglesia Católica, Francisco ha asegurado “su disponibilidad y compromiso”, reconociendo la propia responsabilidad.