El 5 de mayo de 2015, a través de un acto público para presentar de la Declaración Iglesia por el Trabajo Decente, diferentes entidades y organizaciones de inspiración cristiana se comprometían a impulsar acciones de sensibilización, visibilización y denuncia sobre una cuestión “central y esencial” en la sociedad y en la vida particular de millones de personas en todo el mundo: el trabajo humano.
Dos años después, hoy sábado 7 de octubre, estas instituciones eclesiales siguen en pie de lucha, denuncia y esperanza, y celebran y reclaman y siguen peleando en la Jornada Mundial por el Trabajo Decente 2017. En toda España, además. Ya hace algunos días que se viene repitiendo charlas, mesas redondas y otro tipo de actividades reivindicativas en diferentes ciudades, y los actos continuarán también en las próximas semanas (la agenda completa, aquí).
Pero lógicamente el día fuerte es hoy, y el acto principal en la mayoría de las personas será salir a la calle a reivindicar que queremos un trabajo decente y que lo queremos ya.
¿Por qué se mete la Iglesia en esto?
“¡Cuánto me gustaría ver a todos con un trabajo decente! Es algo esencial a la dignidad humana”. Lo tuiteó el papa Francisco el 24 de junio de 2014.
¡Cuánto me gustaría ver a todos con un trabajo decente! Es algo esencial a la dignidad humana.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) 24 de junio de 2014
La dignidad humana (la “sagrada dignidad humana”, califican), la persona en el centro del sistema, la lucha contra la desigualdad y la explotación… son algunas de las razones evangélicas que obligan a situarse en la cabeza de esta reivindicación.
Y que nadie se piense que es una moda de los últimos años, motivada por la crisis reciente o que solo afecta a España. El primer documento de un Papa en este sentido se firmó en 1891 (¡en 1891!): la Rerum novarum de León XIII, sobre los problemas del capital y el trabajo. Hay muchos más, y en la web Iglesia por el Trabajo Decente los facilitan de forma muy ordenada.
El vídeo
“Mediante el trabajo construimos la vida social y política y contribuimos al Plan de Dios para la humanidad. Si falta el trabajo, la dignidad humana está herida”, dice la declaración de 2015.
Y en un vídeo sencillo, de apenas algo más de un minuto, difundido este año, las entidades impulsoras centran el tiro:
- JOC: “El trabajo decente como el trabajo necesario para sentirnos dignos como hijos e hijas de Dios”.
- JyP: “Sin trabajo decente, no hay justicia social”.
- HOAC: “Es esencial para que la persona y la familia vivan con dignidad”.
- Cáritas: “Esta pulsera que te animo a llevar significa una apuesta por cambiar lo que está en nuestras manos para desarrollar y transformar nuestra sociedad”.
- CONFER: “Es indispensable para que las personas tengan una vida digna”.
- JEC: “Vemos necesario reivindicar el trabajo decente”.
El Manifiesto
Concretando, ¿qué es lo que hace “decente” a un trabajo? El Manifiesto para la Jornada Mundial 2017, titulado ‘Trabajo decente y fin de la precariedad, una tarea urgente’, lo explicita así:
“El trabajo decente, que forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es un elemento imprescindible para la justicia social y la cohesión de toda la humanidad. Garantiza…
- … un salario mínimo vital.
- … libertad para la asociación sindical.
- … que los trabajadores participen en los asuntos de la empresa.
- … que se respete la negociación colectiva.
- … que se respeten los convenios.
- … la igualdad de trato entre las personas.
- … la salud y la seguridad en el ámbito laboral.
- … la protección social de los trabajadores y de las persona que estos tengan a su cargo.
- … la protección contra el despido.
- … el acceso a la formación y el aprendizaje permanente.
- … el equilibrio entre la vida personal y la vida laboral”.
El Manifiesto para 2017 denuncia que en España asistimos a “un crecimiento del trabajo precario” que se presenta en forma de contratos temporales, contratos a tiempo parcial, “empleo autónomo ficticio”, trabajo no declarado…, unas condiciones que afectan principalmente a las personas más vulnerables (extranjeros, jóvenes, mujeres…).
“Una remuneración insuficiente para una vida digna, condiciones laborales que dificultan la consecución de un proyecto vital a largo plazo; falta de perspectivas; la vulnerabilidad de la persona ante un retroceso en derechos laborales y un entorno laboral que atenta, en muchos casos, contra la salud e integridad del trabajador son el rostro visible de una economía al servicio del capital, donde la persona es un mero instrumento que sirve y es utilizada en función de los intereses que marca el mercado. Esta concepción, en cuanto no pone a la persona y su dignidad en el centro, es contraria al proyecto del Reino de Dios y no puede ser, en ningún caso, aceptada desde una mirada cristiana de la vida”.
9 cosas que tienes que reivindicar hoy (y siempre)
- Luchar contra el trabajo no declarado, la economía informal, el fraude fiscal y los paraísos fiscales.
- Una base jurídica sólida de derechos laborales, que se impliquen los interlocutores sociales y los comités de empresa en los lugares de trabajo y que se refuerce de la inspección laboral y de la jurisdicción social.
- Crear empleo de calidad, garantizar los derechos en el trabajo, la protección social, el diálogo social y la igualdad.
- Fijar salarios dignos y suficientes que, por ejemplo, permitan garantizar una seguridad en situaciones de desempleo, enfermedad, la edad avanzada o las pausas en la vida laboral para cuidar a los hijos u otras personas, o para formarse.
- Establecer una Garantía de Capacidades: apoyar la fomración profesional permanente de los trabajadores.
- La igualdad de sueldos entre hombres y mujeres; combatir la discriminación contra la mujer, la brecha salarial, el techo de cristal, el acoso psicológico y el acoso a las embarazadas.
- Condiciones de trabajo dignas para todas las primeras oportunidades de experiencia laboral de jóvenes (períodos de prácticas, de aprendizaje o cualquier oportunidad), en el marco de la Garantía Juvenil.
- Incrementar la inversión pública y privada que conecte los mercados financieros con los mercados productivos.
- Acompañar a las personas en situaciones donde la ausencia del trabajo decente provoca inestabilidad, sufrimiento y falta de horizontes vitales, propiciando respuestas individuales y colectivas que alumbren caminos de esperanza.
Manifiesto 2017: Trabajo decente y fin de la precariedad, una tarea urgente