Valladolid se despide del rector del Seminario, Fernando García Álvaro (41 años), encontrado muerto el sábado, 7 de octubre, en el interior de su vehículo en el barrio vallisoletano de El Pinar. En su breve homilía, el cardenal Ricardo Blázquez se ha reconocido “conmovido” por su muerte y ha recordado al propio Jesucristo, en el que “se unieron misteriosamente la confianza filial en su Padre y la cruz como culminación del cáliz y de la pasión”.
Sacerdotes, seminaristas, familiares, amigos, feligreses de sus antiguas parroquias de Nuestra Señora del Pilar o Belén, alumnos y exalumnos del Estudio Teológico Agustiniano y centenares de fieles anónimos han participado en la emotiva Misa exequial, celebrada por el purpurado en la Catedral, y concelebrada por el auxiliar Luis Argüello y el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez.
“Hay ocasiones en que las tinieblas nos envuelven y no vemos nada, pero de nuevo vendrá la luz”, ha enfatizado dirigiéndose a los padres de Fernando y, por extensión, a los cientos de personas que continúan haciéndoles llegar su afecto y su pesar. Y es que el que fuera rector del Seminario desde 2015 y delegado de Familia y Vida y de Pastoral Vocacional ha dejado a la Iglesia de Valladolid consternada y huérfana.
“Aunque la amargura sepa como el ajenjo y bajemos los brazos impotentes, podemos con su Espíritu decir al Señor: Tú eres la fuerza de mi salvación (…) Pedimos confiadamente al Señor que otorgue el descanso eterno a Fernando. Que la Virgen María, Madre de misericordia, muestre su Hijo a nuestro querido hermano”, ha subrayado Blázquez.
El Colegio Español de Roma, unido en el dolor
El Colegio Español de Roma ha expresado en un comunicado su “unión al dolor y la esperanza de la familia de D. Fernando y de la archidiócesis de Valladolid”. Una vez conocido el fallecimiento, ha sido celebrada la eucaristía por el eterno descanso del colegial entre 2005 y 2007. La celebración fue presidida el domingo por Ángel Pérez Pueyo, anterior rector del colegio y actual obispo de Barbastro, que se encontraba en Roma con ocasión de unas jornadas de formación organizadas por la Congregación de Clero.
En su homilía, ha destacado que la eucaristía es el momento donde cabe llevar los buenos acontecimientos y también los no tan buenos, porque “son parte de la vida de la comunidad, son reflejo de la realidad que somos, nos ayuda a amar a los nuestro y a apreciar lo que hacemos y aportamos y es Dios es el que se hace cargo de las personas, situaciones y cosas que le presentamos”.