Colombia

El migrante venezolano, un desafío creciente para la Arquidiócesis de Bogotá

Veinticinco de las treinta personas que la Fundación Atención al Migrante recibe a diario en la Terminal de transportes provienen de Venezuela





La migración de venezolanos hacia Colombia ha desbordado la capacidad de atención de la Fundación Atención al Migrante (FAMIG), institución de la Arquidiócesis de Bogotá. Así lo informó a Vida Nueva Adriana Pinzón, funcionaria del punto de acogida ubicado en la Terminal de transportes de la ciudad.

El presupuesto contemplado para todo el año por parte de la entidad ha sido rebasado. De las treinta personas que, en promedio, se atienden a diario en el punto de acogida, 25 provienen de Venezuela. Sin embargo, según Pinzón, la Cancillería de Venezuela niega apoyo a los migrantes.

La situación de indefensión en que los venezolanos llegan a la capital de Colombia se complejiza debido a la devaluación de su moneda. Muchos migrantes llegan al país en busca de medicamentos; otros, para trabajar por un período corto de tiempo, en función de adquirir el dinero suficiente para pagar servicios de salud y operaciones en Venezuela; hay quienes van de paso a otros países, como Ecuador y Perú.

FAMIG tiene tres centros de atención en Bogotá: el punto de acogida en la Terminal, un albergue en el occidente de la ciudad y un centro de capacitación laboral en el sur.

“Para nosotros no existe la expresión ‘no aplica’ [con que se niega la atención en entidades del Estado, por no cumplir con requisitos]”, explica Adriana Pinzón a Vida Nueva. “Nosotros somos una institución de puertas abiertas y tenemos que hacer honor al mensaje del Papa”.

Francisco se ha referido permanentemente al desafío eclesial de la acogida al migrante. Su pensamiento ha significado un estímulo para quienes intentan hacer frente a este reto, por parte de la Arquidiócesis de Bogotá. “Se trata de hacerle entender a la gente que no tenemos ningún tipo de discriminación, sino que estamos aquí para todos”, dice Adriana.

Una Iglesia en salida, que va en busca de quienes sufren, justo en el punto de llegada de los migrantes. No ha faltado solidaridad. A diario muchas comunidades eclesiales de la ciudad hacen llegar sus donaciones a la Fundación. Y ya está sobre el escritorio de los encargados de la pastoral arquidiocesana la idea de abrir nuevos albergues, para hacer frente a la crisis humanitaria. Por el momento, la situación desafía también el entendimiento y las reflexiones para planear qué hacer. El próximo 19 de octubre, en la Universidad Manuela Beltrán, FAMIG participará en un foro sobre el impacto diferencial de la migración en la vida de los niños.

 

 

 

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