“Queremos que los jóvenes de la zona conozcan la historia de lucha de sus padres por la tenencia de tierra y que sea un mensaje de los sacrificios que tuvieron que sortear en este año que se celebra el trienio de la juventud”, dijo el sacerdote polaco Zislao Ksiazek a la prensa paraguaya en el marco de una marcha que realizaron el miércoles 11 miembros de comisiones vecinales, comunidades indígenas y organizaciones pro tierra del Chaco paraguayo.
Este sacerdote, con más de 30 años de trabajo en la zona, fue el principal organizador de esta manifestación. El pa’i Zislao –como lo llama la gente– es un profundo conocedor de la realidad de las luchas por la tenencia de tierras en el departamento, por eso invitó a sumarse a esta marcha porque “con esta actividad se pretende recordar los 30 años de reivindicación de los pueblos Maskoy de sus territorios ancestrales”. Además, recordar lo acontecido un 11 de noviembre del 2000 cuando la antigua empresa taninera de Carlos Casado transfirió toda una población, en este caso la casadeña, a los nuevos dueños, la empresa Victoria S.A., ligada a la secta Moon. También se cumplen 10 años de que el Estado procedió a anular la expropiación de 52 mil hectáreas que originalmente estaban destinadas a la población.
La movilización es impulsada por la pastoral del Vicariato Apostólico del Chaco y referentes de congregaciones religiosas que recientemente participaron de una asamblea realizada justamente en Casado y que fue presidida por el obispo Gabriel Escobar.
En este marco, los religiosos participantes de esta asamblea emitieron un comunicado en el que manifestaron el recuerdo por los 30 años de que el pueblo Maskoy de Riacho Mosquito pudo recuperar sus territorios ancestrales mediante una expropiación de tierras que les concedió el Gobierno de aquella época, después de varios años de lucha. Esta victoria del pueblo indígena “debe ser la mecha viva que mantenga firme la causa casadeña” por obtener un pedazo de tierra.
El comunicado eleva además un mensaje a los jóvenes en este año del Trienio de la Juventud en Paraguay, para que “la lucha de sus padres por el sueño de acceder a las tierras sea un testimonio de sacrificio que les acompañe en el diario caminar de sus vidas”.