“Hambre Cero” es el segundo objetivo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, el cual pretende, en conjunto con otros objetivos planteados por la ONU, poner fin al hambre a más tardar en el año 2030.
El sector religioso en República Dominicana quiere colaborar en el cumplimiento de dicha meta, por lo que este lunes, con motivo del Día Mundial de la Alimentación, la Conferencia del Episcopado Dominicano, el Consejo Dominicano de Unidad Evangélica y la Iglesia Episcopal Dominicana presentaron en la Casa de las Naciones Unidas un posicionamiento sobre la situación de seguridad alimentaria en el país, e invitaron a los miembros de las iglesias, al pueblo dominicano y a los extranjeros que habitan en la isla a reflexionar al respecto.
Participaron en el evento el Obispo de Puerto Plata, monseñor Julio César Corniel, en su calidad de Presidente del Área de Pastoral Social de la Conferencia del Episcopado Dominicano; el reverendo Julio César Holguín, de la Iglesia Episcopal Dominicana, y el reverendo Fidel Lorenzo Merán, del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica, quienes estuvieron acompañados por el representante del Programa Mundial de Alimentos en la República Dominicana, William Vigil.
En su posicionamiento, las instituciones eclesiásticas aplaudieron que durante los últimos años se hayan registrado importantes avances en la lucha contra la desnutrición y en garantizar la seguridad alimentaria, y citaron como ejemplo la promulgación de la Ley para la Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Sobre el segundo objetivo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, que busca acabar con el hambre a más tardar en el 2030, las Iglesias exhortaron a los diferentes actores, sectores y al pueblo dominicano a asumir los retos y tareas pendientes, pues consideraron que “Hambre Cero” es una responsabilidad de todos.
En este contexto, saludaron el esfuerzo de establecer una Hoja de Ruta Nacional en la República Dominicana dirigida a eliminar la desnutrición y mejorar la seguridad alimentaria, y reconocieron que el gobierno dominicano ha venido asumiendo activamente el compromiso de lograr dicho objetivo.
No obstante, dejaron en claro que para lograrlo “este esfuerzo debe contar con la participación y respaldo de todos los sectores de la sociedad”, por lo que invitaron a los dominicanos a sumarse a este esfuerzo y a este compromiso para hacer posible que todo el mundo, principalmente los que padecen hambre, puedan tener una alimentación suficiente, adecuada y digna.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos celebró el compromiso de las instituciones religiosas por invitar a sus feligreses a reflexionar sobre los retos y tareas pendientes en torno a la seguridad alimentaria en el país.
De igual forma, felicitó a las Iglesias por sumarse a las conmemoraciones en torno al Día Mundial de la Alimentación y por hacer un valioso mensaje llamando al compromiso del pueblo dominicano a través de sus iglesias y comunidades en todo el país.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, debido al rápido crecimiento económico y al aumento de la productividad agrícola en las últimas décadas, el número de personas desnutridas ha disminuido casi a la mitad. Por desgracia, el hambre extrema y la desnutrición siguen siendo grandes obstáculos para el desarrollo de muchos países.
El programa de la ONU estima que al menos 795 millones de personas sufrían de desnutrición crónica en 2014, como consecuencia de la degradación ambiental, la sequía y la pérdida de biodiversidad; además, poco más de 90 millones de niños menores de cinco años tienen un peso peligrosamente bajo, y una de cada cuatro personas pasa hambre en África.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible buscan terminar con todas las formas de hambre y desnutrición para 2030 y velar por el acceso de todas las personas, en especial los niños, a una alimentación suficiente y nutritiva durante todo el año.