La responsabilidad social de las empresas, como expresión de la sana relación entre el dinero y la ética, ha protagonizado la última jornada de la última edición del Atrio de los Gentiles celebrada en la Universidad Pontificia de Salamanca. Una iniciativa del Pontificio Consejo de la Cultura que surgió a partir de un discurso de Benedicto XVI en 2009 y que trata de ser una expresión del diálogo de la Iglesia con el mundo. Y que en esta ocasión ha contado con la colaboración con el Foro Ecuménico y Social, la asociación Civicomm y las Universidades Rey Juan Carlos y Pontificia de Comillas –en las que se han celebrado diferentes actos en los días previos–.
El presidente del Foro Ecuménico y Social, el sacerdote Francesco Ballarine, junto con Juan José Almargo, presidente de Civicomm, vicepresidente de Unicef-España y consejero de Mapfre, y otras autoridades fueron los encargados de enmarcar la cita este 26 de octubre.
Dinero, ética y religión
Con metodología de seminario dedicado al análisis sobre la relación entre ‘Ética y Dinero’, la primera parte de la jornada estuvo centrada en una mesa redonda con el presidente de la Fundación ‘Centesimus Annus’, Domingo Sugranyes; el director de la Cátedra Iberoamericana de Dirección de Empresas y Responsabilidad Social Corporativa del Banco Santander, José Ignacio Galán, y el director de la Cátedra de responsabilidad social de la Universidad de Murcia, Longinos Marín.
Sugranyes reclamó que deje de verse como “la relación entre la ética y el dinero como algo contrapuesto” y, “frente al fatalismo”, pidió que la “responsabilidad ética deje de diluirse en la sociedad y en las empresas” como cuando “se cuestiona la solidaridad entre regiones”. Para “refundar una ética de nuestro tiempo” invitó a redescubrir la categoría del encuentro y partir de la racionalidad económica.
Desde su experiencia y los últimos estudios, Marín mostró como “la ética puede fortalecer la gestión financiera” a través de la responsabilidad social corporativa de las empresas. Aunque esta relación solo se puede apreciar “a medio y largo plazo”, algo que las prisas o los equilibrios de poder pueden impedir que fructifique.
Para Galán, la ética debe calar en todos los niveles de las empresa, desde la macroeconomía a la micro. “Los actuales desequilibrios del mundo cuestionan la lógica financiara de nuestro mundo, en el que la economía va por su sitio y la ética va por otro”, señaló el directivo. “¿Este es el mundo que queremos dejar?”, interrogó al auditorio al la vez que reclamó “un nuevo orden económico y social antes de que el sistema colapse”.
La economía de los primeros cristianos
La edición concluyó con una conferencia del vicerrector de Relaciones Institucionales y Comunidad Universitaria, Jacinto Núñez Regodón, sobre “Economía, ética y religión en el cristianismo primitivo” del siglo I. La lectura del Nuevo Testamento deja claro, para el teólogo, que la cuestión económica no fue un elemento marginal en el “menaje radical de Jesús” y en la “vida de las comunidades cristianas”, de forma especial, siguiendo las cartas de san Pablo “aquellas en las que ya había cristianos de una determinada posición social”.
La predicación de Jesús sobre la limosna es todo un “símbolo de la solidaridad dentro de la comunidad” frente al “sistema de pureza del judaísmo” o a las “tradiciones paganas” que no contemplaban este hábito. El cristianismo primitivo vivió el ideal de la igualdad y la comunión de bienes, una “edad dorada” que ha sido reivindicada por las comunidades actuales y autores de todo tipo, recordó.