Ayer 27 de octubre se inauguró en Roma el congreso ‘(Re) pensar Europa: una contribución cristiana al futuro del proyecto europeo’, organizado por la COMECE (Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea, por sus siglas en inglés), con intervenciones, entre otros, del arzobispo Paul Gallagher, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados; y Reinhard Marx, cardenal arzobispo de Múnich y presidente de la COMECE.
En la presentación del congreso a la prensa por la mañana, el primero en hablar fue el cardenal Marx. El arzobispo alemán presentó una serie de problemas que actualmente existen en la Unión Europea y que considera los de mayor importancia: el cambio climático y “nuestro estilo de vida no sostenible”, los cambios laborales “especialmente con la digitalización, el aumento del trabajo precario y el paro juvenil” y “las migraciones de la crisis de los refugiados”.
Respecto a estos asuntos, ha mencionado que “lo normal es tender a buscar respuestas en el pasado (…) o incluso lanzarse a los brazos del populismo (…), pero nuestra perspectiva es buscar una mirada lúcida a la realidad, a nuestro presente y nuestro futuro“.
En este sentido, ha querido realzar las ventajas que la Unión Europea ha traído al continente, ya que, en sus palabras, “estos 60 años de proyecto común europeo han contribuido a traer paz, solidaridad y progreso a Europa”.
Sin embargo, ha recordado que, a pesar de la unión recientemente desarrollada, debemos dar respuesta a los grandes problemas: “La Iglesia no puede contribuir con soluciones rápidas y fáciles, pero creemos que los ciudadanos de los países de la Unión deben procurar acercarse entre sí y sentirse europeos para desarrollar proyectos comunes y eficaces”.
Así, ha propuesto tres ideas principales para un desarrollo común: integración respecto a las diferencias de los estados miembros, diálogo entre naciones y capacidad de generar un modelo económico sostenible en el futuro.
Finalmente el cardenal Marx ha realizado una velada alusión a Reino Unido y su salida de la UE, al decir que “habrá que repensar un proyecto sostenible común con Reino Unido como aliado”.
Una Europa sin divisiones
Ya durante la primera jornada del congreso, el arzobispo Paul R. Gallagher, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, ha criticado los nacionalismos, que ha tachado de “no sanos”.
Más bien, ha querido distinguir entre el “nacionalismo sano o patriótico” y “los nacionalismos que guían su discurso por lo que la gente quiere escuchar, y no representan del todo a la verdad (…), algo que debemos rechazar”. Asunto que viene muy a mano tras las recientes crecidas electorales que los populismos de distintas ideologías están obteniendo en Europa.
La intervención de Omella
El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, también intervino en el congreso de la COMECE, en un día tan importante como el de ayer, en el que los ojos de toda Europa estaban puestos en el Parlament catalán.
“En este momento –declaró el cardenal– como pastor de Barcelona, comparto el dolor y el sufrimiento de la gente. Mi corazón llora con ellos. Yo deseo y pido al Señor que nos ayude a evitar la confrontación y a construir un futuro en paz”, concluyó su discurso durante la primera jornada del Congreso.