Este sábado 28 de octubre, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) informó que el papa Francisco ha nombrado obispo auxiliar de la Diócesis de Toluca a monseñor Maximino Martínez Miranda, al presente obispo de la Diócesis de Ciudad Altamirano, Guerrero.
Martínez Miranda nació el 29 de mayo de 1951 en Palos Altos, en el municipio de San Francisco Soyaniquilpan, en el Estado México. Realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario de Toluca, y en 1979 recibió la ordenación sacerdotal para esa diócesis, de manos de monseñor Arturo Vélez Martínez.
El 7 de julio del 2006 el papa Benedicto XVI lo nombró obispo de Ciudad Altamirano, y recibió la ordenación episcopal el 31 de agosto de ese mismo año.
El ministerio episcopal de monseñor Martínez Miranda en la diócesis de Ciudad Altamirano estuvo marcado por el acompañamiento a las víctimas de la violencia que históricamente ha azotado a esa entidad, una de las más inseguras y peligrosas del país, realidad que la Iglesia también ha sufrido en carne propia.
En 2009, por ejemplo, fueron asesinados por el crimen organizado tres miembros de la diócesis: el sacerdote Habacuc Hernández Benítez, encargado de las vocaciones, tanto en Ciudad Altamirano como en la Provincia de Acapulco, así como los seminaristas Eduardo Oregón Benítez y Silvestre González Cambrón.
Destaca también la muerte del padre Gregorio López Gorostieta en 2014, quien tras haber sido secuestrado después de haber celebrado la misa en la Catedral de Altamirano, fue hallado muerto de un tiro en la cabeza en el municipio de Tlapehuala, en la región de Tierra Caliente, Guerrero.
En mayo de este 2017, el mismo obispo fue despojado de su camioneta por miembros del crimen organizado.
En septiembre del 2014 a monseñor Martínez Miranda también le tocó enfrentar, junto con los obispos de la Provincia de Acapulco, una de las situaciones más complicadas para el país en los últimos años: la desaparición de un grupo de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, sin que hasta el día de hoy se conozca su paradero.
En su momento, el obispo de Ciudad Altamirano, junto con los de Chilpancingo-Chilapa y Acapulco (diócesis ubicadas en el estado de Guerrero) denunciaron la situación que se vive en el estado, y advirtieron sobre la posibilidad de una grave crisis política.
La CEM, a través del Secretario General, Alfonso Miranda Guardiola, se unió “en alegría y oración como Iglesia por la nueva encomienda Episcopal que el Señor le ha confiado a monseñor Maximino Martínez Miranda” en la Diócesis de Toluca, a cargo de monseñor Francisco Javier Chavolla Ramos.
La Diócesis de Toluca es sufragánea de la Arquidiócesis de México. Su territorio comprende la parte centro-septentrional del Estado de México, y está subdividido en 142 parroquias. Fue erigida como diócesis el 4 de junio de 1950 por el papa Pío XII.
El 27 de octubre de 1964 y el 3 de noviembre de 1984 la diócesis cedió porciones de su territorio en beneficio de la erección de las diócesis de Ciudad Altamirano y de Atlacomulco, respectivamente. El 26 de noviembre de 2009 cedió nuevamente una porción de territorio para la erección de la Diócesis de Tenancingo.