Ayer, 28 de octubre, el Papa clausuró el congreso ‘(Re)pensar Europa: una contribución cristiana al futuro del proyecto europeo’, el encuentro entre Iglesia y políticos organizado por COMECE y que ha tenido lugar en el Vaticano durante los últimos días. En su discurso, Francisco destacó varias ideas que considera claves para el devenir del continente, guiado por la idea principal del diálogo entre Iglesia y Estado: ”Es significativo que este encuentro buscase ser sobre todo un diálogo (…) a través del cual enriquecerse mutuamente e iluminar el camino del futuro de Europa, (…) para superar las crisis que padecemos y para afrontar los desafíos que nos esperan”.
En primer lugar, el Pontífice ha recalcado la “primera gran contribución del cristianismo en Europa” en la figura de san Benito, fundador de la orden benedictina. “Para san Benito no hay roles-ha dicho-hay personas. Este es uno de los valores fundamentales que ha traído el cristianismo: el sentido de la persona, creada a imagen de Dios y no como instrumento del poder (…) Lamentablemente hoy en día vemos en muchas ocasiones que no hay ciudadanos, hay votos. No hay emigrantes, hay cuotas. No hay trabajadores, hay indicadores económicos. No hay pobres, hay umbrales de pobreza. “ En este sentido ha recalcado la importancia de la comunidad frente al individualismo “La comunidad es el antídoto más grande contra los individualismos que caracterizan nuestro tiempo, contra esa tendencia generalizada hoy en Occidente a concebirse y a vivir en soledad. Nos tergiversan la libertad, como si ser libre significara estar solo”.
Partiendo de esta idea de “comunidad como antídoto frente al individualismo”, el Papa ha subrayado la importancia del primer tipo e comunidad que surge, la familia: “La familia es la unión armónica de las diferencias entre el hombre y la mujer, que cuanto más generativa y capaz sea de abrirse a la vida y a los demás, tanto más será verdadera y profunda”.
El Papa ha propuesto estos cinco conceptos como los pilares de la Europa que debemos construir en el futuro. Ha recalcado la importancia del diálogo interreligioso, especialmente con los musulmanes del continente, y “Recuperar la percepción del valor positivo que tiene para la sociedad el papel público y objetivo de la religión, no como los que prefieren relegarla a una esfera meramente privada y sentimental que instauran el predominio de un cierto pensamiento único muy peligroso”.
Sin embargo ha alertado de los peligros de un diálogo mal entendido, en el que las reivindicaciones tapan al espíritu de conversación, confundiendo las prioridades.
“Encuentran así terreno fértil en muchos países las formaciones extremistas y populistas que hacen de la protesta el corazón de su mensaje político, sin ofrecer un proyecto político como alternativa constructiva (…) En un caso se destruyen puentes y en el otro se construyen muros. en Y en Europa conocemos los dos” ha añadido el Papa.
En cuanto a la inclusión, Francisco ha asegurado que “los emigrantes son un recurso más que un peso. Los cristianos están llamados a meditar seriamente sobre la afirmación de Jesús: «Fui forastero y me hospedasteis»” Sin embargo, también ha considerado que debe haber un esfuerzo inclusivo desde las dos partes: “No se puede pensar que el fenómeno migratorio sea un proceso indiscriminado y sin reglas, pero no se pueden tampoco levantar muros de indiferencia o de miedo. Por su parte, los mismos emigrantes no deben olvidar el compromiso importante de conocer, respetar y también asimilar la cultura y las tradiciones de la nación que los acoge”.
Después el obispo de Roma ha aconsejado un proyecto Europeo basado en la Solidaridad “esa palabra que tantas veces parece q se ha escapado del diccionario-ha dicho- ya que Europa perdería no solo uno de los desafíos más importantes de su historia, sino también una de las oportunidades más grandes para su futuro”.
El Papa ha querido acordarse también de mayo del 68, que sumió a Europa en una deriva ideológica sin precedentes “Al rechazo de lo que llegaba de los padres, le ha seguido el tiempo de una dramática esterilidad. No solo porque en Europa se tienen pocos hijos, y demasiados son los que han sido privados del derecho a nacer, sino también porque nos hemos encontrado incapaces de entregar a los jóvenes los instrumentos materiales y culturales para afrontar el futuro.” En este sentido ha insistido en la importancia e transmitir a los jóvenes la identidad e historia de sus países y Europa para construir un futuro más humano.
El Papa se ha detenido también en la idea del desarrollo de las propias personas y de un mundo empresarial sostenible “Es necesario volver a empezar desde el espíritu de las empresas cristianas, que son también el mejor antídoto a los desequilibrios provocados por una globalización sin alma, que —más atenta al beneficio que a las personas— ha creado gran cantidad de pobreza, desempleo, explotación y malestar social.” Aunque no exime de responsabilidad a los gobiernos, que considera que a ellos les corresponde “crear las condiciones económicas que favorezcan un sano empresariado y niveles adecuados de empleo”.
Finalmente Bergoglio ha hablado del derecho a la paz, y la importancia de entender cómo las Guerras Mundiales movieron al Tratado de Roma como “promesa de paz” sin embargo, ser hombres de paz no debe limitarse solamente a Europa, sino que “Ser trabajadores de paz significa hacerse promotores de una cultura de la paz. Esto exige amor a la verdad, sin la que no pueden existir relaciones humanas auténticas y búsqueda de la justicia, sin la que el abuso es la norma imperante de cualquier comunidad”.
El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, lambíen intervino en el congreso (re)thinking Europe, con un discurso en el que manifestó su deseo de cambiar Europa “dando respuestas concretas a problemas como el paro juvenil, el terrorismo y la migración ilegal (…) Sin embargo, quitar los crucifijos de las escuelas no es la forma de respetar la diversidad de los migrantes, sino que sirve para olvidarnos de nuestra identidad”.
En este sentido ha recalcado la importancia de tener presentes la historia de Europa “que está profundamente ligada a la tradición cristiana que debemos volver a abrazar”.
Respecto la crisis de los refugiados, ha dicho que “hay que tener en cuenta a la gente que huye de la guerra, debemos acogerles” y ha felicitado a la Comunidad de san Egidio de Roma por su importante labor de acogida de refugiados. En cuanto a terrorismo, ha sido tajante “Europa resurgirá, tenemos fe en el hombre, el diálogo y la tolerancia frente a la radicalización”.
Finalmente ha insistido en la importancia del diálogo con África para poner a dicho continente a la altura de los demás, y en el desarrollo de una economía social de mercado, que debe verse “no como un fin sino como un instrumento que genere riqueza que se distribuya entre todos”.