Aunque su quehacer ha girado siempre en torno al mundo educativo –actualmente, es profesor en las Facultades de Teología San Vicente Ferrer, en Valencia, y de San Esteban, en Salamanca–, desde 2016, el dominico asturiano Jorge Luis Álvarez (Oviedo, 1977) dirige los dos sellos editoriales que tiene su orden en España: San Esteban Editorial y Edibesa, cuyo proceso de fusión organizativa y operativa ha acometido en el último año.
PREGUNTA.- ¿La unión hace la fuerza o esta fusión es una lógica consecuencia del momento que viven las órdenes religiosas?
RESPUESTA.- Ambas cosas. Las editoriales pertenecían a dos de las entidades que conformaban administrativamente la orden en España (España y Aragón). El proceso que cristaliza en la creación de la nueva Provincia de Hispania (España) ha sido una oportunidad para replantear nuestra misión, presencias e instituciones. Dentro de los dominicos, las instituciones dedicadas al cultivo de la misión de diálogo entre fe y cultura –centros de estudios superiores, colegios, misión ad gentes, etc.– han ocupado un lugar singular. Nuestro empeño haciendo libros pasa por poder poner al alcance de las personas una palabra de sentido nacida de Dios y que pueda iluminar nuestra humanidad y mejorarla.
P.- ¿Conservarán su especificidad Edibesa y San Esteban Editorial?
R.- El proceso iniciado es de unificación en el orden operativo: recursos humanos, infraestructura, comercialización y comunicación. Los dos sellos seguirán conservando su perfil específico: San Esteban Editorial, académico, ensayístico y reflexivo; y Edibesa, divulgativo, devocional y pastoral. Confiamos en que las sinergias que se creen entre las dos nos hagan mejorar y llegar a más gente y a más sitios.
El éxito del Evangelio
P.- ¿Funciona tan bien el Evangelio de bolsillo de Edibesa como para que hayan emulado la fórmula otras editoriales del sector?
R.- Edibesa y José Antonio Martínez Puche dieron en el clavo hace ya 23 años: poner la buena noticia al alcance de muchas personas, en tamaño portátil y sencillo, al coste de poco más de un café. Varios millones de ejemplares vendidos este año ofrecen una idea de lo principal: el Evangelio de cada año ha dado vida y sentido a muchas personas a las que ha acompañado en la alegría y en la dificultad, en la soledad y en la vivencia comunitaria, de camino o en casa… Si de algo podemos sentirnos contentos, es de haber logrado poner al alcance de todos un librito que condensa en poco mucho: la oferta de vida que nos da Jesús. Cuando otros sellos nos han seguido e imitado, será por algo.
P.- ¿Cuáles son sus planes a corto y medio plazo?
R.- A corto plazo, terminar el proceso de unificación operativa y logística. En ello estamos y, si todo sigue a su ritmo, será una realidad a principios de 2018. A medio plazo, los retos son múltiples: afianzar las colecciones base y la fortaleza de los catálogos, tratar de diversificar nuestra oferta prestando atención al mundo de la educación y de los jóvenes, hacer que nuestros libros lleguen a más gente, no perder de vista América como un reto permanente y, por último, no perder el tren de la transformación digital.
P.- ¿Por dónde pasa el futuro de la edición religiosa?
R.- Me gusta más hablar de la edición en general. Como dice un buen compañero, se trata de hacer libros que comuniquen algo, que tengan que ver con las personas y que las “remuevan” haciéndolas mejores. Como editorial religiosa, queremos hablar con nuestros libros de un Dios y de una fe que humanizan y dan nueva luz a la realidad. En tiempos de la posverdad, hace más falta dar herramientas a las personas y a los creyentes para cultivar la verdad. Y es ese cultivo de una Misericordia veritatis el que debe orientar nuestro quehacer. En ese esfuerzo común queremos estar.