El crecimiento urbano que el mundo ha sufrido en las últimas décadas ha llevado a la ONU a declarar el 31 de octubre como Día Mundial de las Ciudades. Una jornada internacional para reclamar una mejora en la calidad de vida en las concentraciones metropolitanas. El lema para este 2017 insiste en el desarrollo sostenible ya que señala: ‘Con gobernanza innovadora, ciudades más abiertas’.
La respuesta pastoral a esta evolución que han sufrido las megalópolis es la máxima preocupación de la Fundación Antoni Gaudí para las Grandes Ciudades. Con motivo de esta jornada, Vida Nueva ha podido hablar con el cardenal arzobispo emérito de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, principal impulsor de esta iniciativa.
PREGUNTA.- ¿Cuáles son las preocupaciones que ha podido compartir con los pastores de las grandes ciudades de todo el mundo?
RESPUESTA.- Recuerdo que en las reuniones de los cardenales, previas al cónclave del año 2013, el cardenal Jorge Mario Bergoglio me dijo que estaba muy preocupado por la pastoral del Gran Buenos Aires. Le dije que yo también yo también lo estaba por el área metropolitana de Barcelona. En general, preocupan las dificultades que tenemos para que el Evangelio llegue a los ciudadanos y los problemas de deshumanización de estas grandes concentraciones urbanas, la soledad y falta de comunicación de los ciudadanos, la marginación de barrios o favelas… Los 25 cardenales de grandes ciudades del mundo que nos reunimos en Barcelona en noviembre de 2014 con motivo del congreso sobre pastoral de las grandes ciudades coincidimos en estos retos y en el deseo de conseguir una presencia de la Iglesia samaritana, abierta y encaminada a las periferias, como nos pide el papa Francisco.
P.- ¿Cuáles son los retos actuales de la acción eclesial en las grandes ciudades?
R.- El reto principal es realizar una pastoral urbana para que la Iglesia pueda ofrecer su servicio evangelizador, cultural y social a muchísimas personas. La configuración pastoral está aún por detrás de los ritmos que siguen las grandes urbes. Un detalle es que los comercios de las ciudades tienen abiertas las puertas en invierno y en verano; las iglesias las tienen cerradas muchas horas del día.
P.- Tras el último congreso de la Fundación en Brasil, en torno a la encíclica Laudato si’, ¿en qué medida son la cuestión ecológica y el “cuidado de la casa común” una clave de trabajo pastoral en las grandes concentraciones urbanas?
R.- El Congreso Internacional sobre Laudato Si’ y las grandes ciudades que la Fundación Antoni Gaudí para las Grandes Ciudades ha celebrado este mes de julio pasado, en Río de Janeiro, se ha centrado en el agua potable, la calidad del aire y el exceso de residuos, todo ello básico para una vida digna de los ciudadanos. Es necesario que todos trabajemos a favor de la cuestión ecológica que es lo mismo que el cuidado de la casa común. En el Congreso afrontamos dos temas de presente y de futuro: la ecología y nuestro mundo, que se va urbanizando constantemente. Este trabajo es pastoral, porque todo lo que humaniza en las grandes ciudades se armoniza con la misión evangelizadora de la Iglesia. El papa Francisco dice que la crisis ecológica es una llamada a una profunda conversión interior de las personas.
P.- ¿Cuáles son las próximas iniciativas de la Fundación Antoni Gaudí para las Grandes Ciudades?
R.- Estamos trabajando en la publicación y difusión de las conferencias de este congreso de Río de Janeiro y estamos empezando a pensar en un tercer congreso internacional dedicado, quizá, a la pobreza, la marginación, las periferias en las grandes ciudades, aunque la temática está aún por definir. También estamos considerando mantener contactos con otras instituciones públicas y privadas que se interesan por las grandes urbes.