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“La situación es ya insoportable en Puerto Rico”, advierte obispo de EE.UU.

  • En lo que calificó como una “crisis sin precedentes”, Frank Dewane asegura que los huracanes de septiembre agravaron los problemas que venía arrastrando la isla, como la vulnerabilidad económica y el desempleo





El pueblo de Puerto Rico enfrenta un nivel de necesidad sin precedentes, como resultado de los huracanes Irma y María, situación que demanda una acción significativa de la Iglesia en los Estados Unidos y el apoyo económico de la comunidad católica.

Así lo dio a conocer este jueves en un comunicado el obispo Frank Dewane de Venice, Florida, Presidente del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), quien hizo un llamado urgente a los católicos norteamericanos a no olvidar al pueblo puertorriqueño, que continúa sufriendo tras las devastadoras tormentas registradas en septiembre pasado.

Dewane aseguró que para Puerto Rico, en este momento son un desafío la crisis de salud pública, la seguridad alimentaria y el acceso a la atención médica, lo cual debe resolverse de manera integral, por lo que se requiere de un gran esfuerzo y contribuciones significativas de recursos financieros y asistencia material.

“Desde las declaraciones del cardenal Daniel DiNardo, Presidente de la USCCB –señala– en respuesta al impacto inicial de los huracanes Irma y María, ha quedado claro la necesidad de una acción importante para atender las necesidades inmediatas y de largo plazo de la población puertorriqueña”.

La declaración, publicada en la página del episcopado norteamericano, advierte que, además de esta situación en Puerto Rico, los habitantes de otras islas en la región, incluidas las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, también enfrentan consecuencias dramáticas para sus economías, pues éstas dependen de una industria turística activa. “El impacto adverso de las tormentas para el sustento de las Islas Vírgenes es evidente”, dijo.

El obispo afirma que la situación se ha complicado aún más debido a que la estructura de la Iglesia quedó sumamente afectada por los huracanes. En su momento, el Arzobispo de San Juan hizo un balance de los daños, evidenciando la magnitud del problema, sobre todo teniendo en cuenta el papel que las parroquias desempeñan como centros naturales en la prestación de asistencia pastoral a las personas y familias afectadas en tiempos de crisis.

“La ayuda y los recursos financieros son necesarios para restablecer los entornos físicos, donde la Iglesia sana a través de sus ministerios a los que más lo necesitan”, declaró Dewane, quien además lamentó que los desastres naturales se hayan sumado a la serie de problemas que viene arrastrando la isla durante años, entre ellos, la vulnerabilidad económica, el desempleo y otros problemas sociales derivados de la crisis financiera. “Ahora, la reciente devastación ha hecho que las circunstancias, especialmente para los necesitados, sean insoportables”.

Finalmente, aseguró que la USCCB está preparada, a través de la defensa legislativa y por medio de los fondos de emergencia establecidos después del huracán María, “para apoyar con compasión a nuestros hermanos y hermanas en una necesidad tan extrema”, y pidió urgentemente a todos los católicos en los Estados Unidos unirse para apoyar económicamente las iniciativas de la Iglesia en este momento crítico para el pueblo de Puerto Rico”.

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