Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei mantuvo un encuentro, el pasado viernes 3 de noviembre en la Universidad Pontificia de la Santa Croce, en Roma, con 90 peregrinos españoles que participan en el XIII Encuentro Romano de Mecenas, organizado por el Centro Académico Romano Fundación (CARF).
El evento se celebra anualmente en la capital italiana por esta fundación que busca recaudar fondos destinados a la formación de sacerdotes y seminaristas de todo el mundo que acuden a estudiar a la universidad romana del Opus Dei o a la de esta institución en Navarra.
Se trataba de la primera vez que Ocáriz se veía con los miembros del CARF como prelado del Opus Dei, siendo precisamente el encuentro del año pasado el último acto público del anterior superior de la Obra, Javier Echeverría, semanas antes de su fallecimiento.
En un clima distendido, el prelado español dio las gracias a los presentes “por apoyar una labor transcendente”, ya que los pastores, formados al más alto nivel, dejarán luego muchos frutos en sus comunidades locales, transformando su realidad. Algo que, además, también aporta al que ayuda, “pues esto nos hace más felices, mientras que, cuando nos encerramos en nosotros mismos, nos ocurre lo contrario”.
Citando a san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador de la Obra, dijo que “quien tiene miedo, no sabe querer”, siendo el reto “movernos por el cariño, a Dios y a los demás”, “guiándonos por el querer antes que por el darle vueltas a la cabeza sobre el qué hacer”. De este modo, Ocariz glosó “el espíritu de iniciativa”, pues “nos hace ser jóvenes y nos lleva a no conformarnos con lo que hacemos, pensando otras fórmulas para hacer más”.
Así, invitó a los miembros del CARF a que tengan siempre presente al fundador y “no nos cansemos de leer sus escritos y meditar sobre ellos una y otra vez, pues podemos verlos con una nueva luz personal, para cada uno”.
Sobre el descenso de las vocaciones en Europa, su receta es muy sencilla: “Lo primero que tenemos que hacer es rezar”. Y es que, el hecho de experimentar desasosiego al “sentir que no podemos hacer nada ante fenómenos que nos trascienden y van más allá de nosotros” es, en sí, algo positivo, pues muestra que “lo sentimos como algo propio”.
Ocáriz también tuvo un recuerdo para Robert Schumann y los otros padres fundadores de la Unión Europea, destacando que les movió como anhelo el humanismo cristiano, aunque lamentó que esta esencia “se haya ido perdiendo”.
Por último, el prelado del Opus Dei reivindicó que, a la hora de ofrecer la fe a los no creyentes, es muy importante reconocer “que esto es algo que nos trasciende, siendo solo posible por la gracia”. Eso sí, en cuanto a la actitud personal, enfatizó que “siempre hay que respetar la libertad de cada persona”, siendo más útil “dirigirse de amigo a amigo, transmitiendo la experiencia propia”.
Una posibilidad valiosa en este sentido, concluyó, “es animar a leer el Evangelio y que el otro pueda hacerse preguntas”.