La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha concluido prácticamente el recuento de los daños tras los terremotos que azotaron al país en septiembre pasado, y las cifras son estremecedoras: casi 500 pérdidas humanas y un sin número de desplazados, miles de casas destruidas, aproximadamente 150 mil construcciones afectadas, y en el caso de la Iglesia, más de 1700 templos dañados.
Así lo dio a conocer el Secretario General del organismo, monseñor Alfonso Miranda Guardiola, a la agencia de noticias Zenit, al hablar sobre el papel que juega la Iglesia católica durante la emergencia –la cual calculó que durará aproximadamente seis meses–, y su participación en el proceso de reconstrucción que se antoja para largo.
Tras señalar que los recientes terremotos fueron distintos al ocurrido en 1985, donde si bien hubo más muertes, sólo se afectaron dos ciudades: Ciudad de México y Ciudad Guzmán, Miranda Guardiola aseguró que los recientes sismos, con sus miles de réplicas, causaron daños en veinte diócesis mexicanas, e incluso “todavía hay municipios en el estado de Oaxaca, donde sigue temblando y lloviendo, y en los cuales se dificultan los procesos de rehabilitación y reconstrucción”.
Reconstrucción integral
El Secretario General de la CEM dijo: aunque la reconstrucción material le toca al gobierno, y en cierta medida a la sociedad civil, también la Iglesia participa en la construcción de casas derrumbadas, de la misma forma que lo hizo llevando la ayuda primaria a las comunidades: refugio, comida y ropa, “¡Ahí seguiremos de la mano del gobierno y la sociedad!”
No obstante, señaló que a la Iglesia le preocupa también otro tipo de reconstrucción: la del tejido social, y en este sentido ya se está trabajando desde la CEM con proyectos integrales dirigidos a las familias, jóvenes y niños, así como con talleres mediante los cuales se promueve la cultura de paz, la atención y solidaridad a los necesitados, y el impulso de los valores cristianos.
Explicó que la Secretaría General de la CEM estará presente todo el tiempo que sea necesario, coadyuvando en la reconstrucción del tejido social. Y es que –añadió– los problemas de México tienen que ver con la cuestión de los antivalores, la corrupción y la impunidad, la violencia, la falta de empleo y de educación, y el tráfico de personas, armas y droga. “Son muchos temas en los que debemos estar muy alertas, pero sin dejar de hacer lo que nos toca”.
Miranda Guardiola hizo un llamado a la sociedad a cumplir con su deber: “cada quien, en su trinchera, debe cumplir cabalmente lo que nos toca hacer con los valores de la honestidad, la justicia, de la paz, del amor y el perdón a los hermanos”.
La emergencia continúa
El también obispo auxiliar de Monterrey dejó en claro que la emergencia continúa en distintos niveles, pues todavía hay muchas personas que siguen sufriendo: “Hay que apoyarlas para que puedan levantarse y seguir llevando su forma de vida, incluso de una mejor manera”.
En cuanto a la manera en que se le informa al papa Francisco del trabajo que lleva a cabo la Iglesia, explicó que están en constante comunicación con la Nunciatura, y que incluso el propio nuncio Franco Coppola ha estado presente en algunas de las diócesis afectadas. “De esta forma, él tiene de primera mano la información de lo que sucede en México, y esta información la lleva al Vaticano. Por otra parte, también tenemos contacto con el área de Comunicación del Vaticano, a quienes compartimos artículos de lo que sucede en nuestro país”.
Finalmente, adelantó que en la próxima Asamblea Plenaria de la CEM, a celebrarse del 13 al 17 de noviembre, se entregará a los obispos del país un informe de la acción de la Iglesia ante los sismos, un protocolo de actuación ante la emergencia y un plan de acción en unión con Cáritas Mexicana.