En el marco de la 104 Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el arzobispo de Antequera Oaxaca, José Luis Chávez Botello, se refirió a la necesidad del pueblo de México de “ver y tocar” en sus obispos la fuerza de la confianza en Dios, y pidió al Episcopado preguntarse en qué y en quiénes está poniendo ahora su confianza la sociedad mexicana.
Monseñor Chávez Botello fue el responsable de presidir la Eucaristía en la segunda jornada de actividades en las instalaciones de la CEM en Lago de Guadalupe, Estado de México, y en su homilía recordó que la confianza es fundamental en todos los campos y etapas de la vida, pues “une, suscita y sostiene compromisos sólidos”.
El Arzobispo lamentó que en el actual contexto social se viva un grave debilitamiento de la confianza no sólo entre las mismas personas, sino también hacia sus guías, lo cual –advirtió– está causando mucho daño al país.
“Pero el Señor nos ha llamado y elegido para este tiempo y en esta situación en que miles de hermanos sufren”, dijo a los 135 obispos participantes en la Asamblea Plenaria, y añadió: “Y el Señor camina con nosotros”.
Para el Arzobispo, la confianza de los obispos hacia Dios será más visible y sentida con una vida de oración, con la unidad episcopal y la proyección social de la vivencia cristiana en la sociedad y sin protagonismos. Consideró que esta sería la mejor manera de abonar a la reconstrucción del tejido social en estos momentos.
“¿En qué y en quiénes está poniendo su confianza nuestra sociedad?, ¿En quién ven nuestros fieles que ponemos nosotros la confianza?”, se preguntó monseñor Chávez Botello, y llamó a los obispos a que la 104 asamblea sirva para responder de esta manera a Dios: “aquí estamos Señor, comprometiéndonos en impulsar en conjunto lo que, en este momento, nuestro pueblo más necesita para fortalecer la fe, la esperanza y el amor”.
Pastores que confían en Dios
El Arzobispo de Oaxaca reflexionó también en la confianza que deben poner los obispos en Dios, y reconoció que en la vida de los pastores hay etapas en que la tentación de bajar los brazos no les es ajena: “En diferentes momentos hemos tenido la experiencia de la cruz que nos lleva a veces hasta el fondo de las mismas raíces de la fe: o confiamos plenamente en Dios, o no creemos”. Pero al confiar en Dios –agregó– “la cruz nos purifica, aviva la necesidad de orar para discernir su voluntad, y así el Señor nos levanta y ayuda a fortalecer convicciones de fe”.
Explicó que “mantener la confianza en Dios es creer que para Él nada es imposible y que no hay casos perdidos, ni situaciones en las que no se cuente con la gracia suficiente para responderle con fidelidad y generosidad, más aún, las situaciones extremas de caídas, de conflictos y de persecución, pueden ser una sacudida y resorte por el que Dios nos llama y nos impulsa a dar un salto cualitativo en su confianza y fidelidad”.
Aseguró que en la vivencia del ministerio episcopal no pocas veces se recorren caminos sembrados de incertidumbres, de situaciones que preocupan y desafían, pero cuando se confía en Dios y se busca hacer su voluntad, esos momentos se convierten en “escuela de aprendizaje, tierra fértil de solidaridad, de vida auténtica y de grandes satisfacciones”.
Finalmente, el Arzobispo de Oaxaca afirmó que la misericordia de Dios con los obispos es “palpable”, y confesó que siempre le ha estimulado el “testimonio de fortaleza, de paciencia y de constancia” de varios pastores mexicanos que, “aún a contracorriente, guían y avanzan con sus comunidades en el camino de la fe”.