El próximo 19 de enero, durante su viaje apostólico a Perú, el papa Francisco visitará Puerto Maldonado. Allí se encontrará con la realidad de la Iglesia en la Amazonía y con los pueblos originarios que la habitan.
En torno a la visita del Papa y su significado de cara al anuncio de la Asamblea Especial del Sínodo de Obispos para la región Panamazónica que tendrá lugar en octubre de 2019, Vida Nueva dialogó con el obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, David Martínez de Aguirre Guinea, OP.
PREGUNTA.- ¿Cómo recibió la convocatoria del Sínodo para la Panamazonía?
RESPUESTA.- En realidad, la noticia de que el Papa tenía el deseo de organizar un Sínodo para la Panamazonía ya nos la había dado a los obispos del Perú, en la visita ad limina que tuvimos a mediados de mayo del presente año. Ahora bien, con relación a la visita del Papa, nosotros también barruntábamos posibilidades. Nosotros hacíamos nuestras cábalas de que el Papa, de repente, nos lo anunciaría aprovechando su estancia en la Amazonía peruana. Pues bien, cuando nos dio la noticia hemos dicho: ciertamente el Papa nos quiere bien despiertos, quiere una Iglesia activa, atenta a los pueblos indígenas, donde ellos sean los protagonistas de la evangelización, una Iglesia que esté atenta al cuidado de la ‘casa común’, en diálogo y abierta a todos.
P.- ¿Este anuncio ha modificado la agenda y las actividades previstas para la visita del Papa a Puerto Maldonado?
R.- No ha tenido efectos directos sobre la visita del Papa a Puerto Maldonado, no directamente, porque prácticamente estamos preparando un pequeño sínodo diocesano, amazónico, para recibir al Santo Padre. Entonces, frente a la organización no nos supone un cambio en las actividades, pero sí como que lo refuerza. Al fin y al cabo, en toda la preparación, en toda la organización de la visita del Santo Padre, en todas las coordinaciones que estamos haciendo, nos damos cuenta que no es otra cosa que un ensayo de la Iglesia que el Papa Francisco quiere. En ese sentido, el anuncio del Sínodo nos anima a seguir trabajando como lo estábamos haciendo.
P.- ¿Cómo será el encuentro del Papa con los pueblos originarios?
R.- La visita del Papa a Puerto Maldonado será un anticipo de lo que podríamos ver en el Sínodo. En Puerto Maldonado, el evento más central es el que va a tener con los pueblos indígenas en el coliseo ‘Madre de Dios’, del cual vamos a poder participar el resto, por medio de pantallas gigantes. Este encuentro con los pueblos originarios queremos que sea una oportunidad para mostrarle al Papa la realidad de nuestras culturas, y donde el Papa pueda manifestar también lo que quiera a estos pueblos. Queremos que él pueda percibir con sus cinco sentidos el ambiente panamazónico y las realidades de sus culturas, con sus sabidurías y riquezas. Queremos que acá, en Perú, nos pueda transmitir un mensaje y que se pueda llevar también el mensaje de nuestros pueblos.
P.- ¿Quiénes participarán en este encuentro?
R.- Yo creo que vamos a encontrarnos más de una veintena de grupos indígenas distintos y de muy diferentes comunidades. Solamente ligadas o cercanas a Puerto Maldonado hay más un centenar de comunidades nativas. Y vamos a intentar que haya una representación si no de todas, pues de la mayoría de los vicasterios de la Amazonía, con lo cual queremos tener un encuentro bastante representativo, también con la presencia de pueblos originarios de Bolivia y de Brasil.
P.- Desde la experiencia pastoral de Puerto Maldonado, ¿qué significa ser una Iglesia con rostro amazónico?
R.- Para nosotros en el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, una Iglesia con rostro amazónico es una Iglesia que mira al mundo desde su contexto, desde la Amazonía. Es una Iglesia que toma conciencia del espacio en el que está. Es una Iglesia que pone al frente, que da un espacio y un lugar preferente a los pueblos originarios que la habitan y que son los legítimos habitantes de estas tierras. Una Iglesia con rostro amazónico es también una Iglesia acogedora de todas aquellas personas que de una manera respetuosa, también han venido y se han hecho amazónicos en esta tierra y se han hecho hermanos también de los pueblos que la habitan.
Una Iglesia con rostro amazónico es una Iglesia que se compromete con las dificultades de la Amazonía y que intenta buscar o mantener y vivir en esa armonía, en ese diálogo entre el hombre y la naturaleza. Una Iglesia que intenta responder a los problemas de la crisis social que hay y de la cual que son víctimas nuestros pueblos amazónicos, y una Iglesia que intenta también responder a esta crisis ecológica y ambiental y que lo vemos como una sola crisis, como dice el papa, una única crisis socio-ambiental en el cual la naturaleza y el ser humano somos lo mismo. Herir a la naturaleza es herir al ser humano y herir al ser humano es herir a la naturaleza. Entonces una Iglesia con rostro amazónico es una Iglesia que descubre a Cristo presente, vivo en la Amazonía y que es un encuentro, una esperanza para seguir caminando y para desde aquí ser ser lumbrera, ser luz para otros pueblos hermanos.