El Papa ha recibido hoy en audiencia a los participantes en el Plenario del Pontificio Consejo para la Cultura, dedicado al tema “El futuro de la humanidad: nuevos desafíos para la antropología”, con tres asuntos en torno a los que han girado las principales intervenciones: la neurociencia, la genética y la tecnología y el pensamiento autónomo.
Francisco ha reflexionado ante los asistentes acerca del desafío que supone para la antropología, ya que alcanzamos límites que antes “parecían de ciencia ficción” y ha recordado que Dios “creó el mundo para el amor, el cuidado de toda la creación que debe seguir la lógica de la gratuidad y el amor, del servicio, y no de la dominación y la intimidación”
“La ciencia y la tecnología nos han ayudado a profundizar los límites del conocimiento de la naturaleza y, en particular, del ser humano. Pero ellos solos no tienen que dar todas las respuestas. Hoy, cada vez más nos damos cuenta de que es necesario recurrir a los tesoros de la sabiduría conservados en las tradiciones(…) y la filosofía y teología”, ha continuado el Papa.
Además, ha animado a los presentes a acabar con el problema de las “dos culturas” de que habla en Laudato si’, que opone la religión y la ciencia “que solo conduce al empobrecimiento mutuo” Para lo que ha asegurado la Iglesia propone algunos grandes principios, como “la centralidad de la persona humana , que debe considerarse un fin y no un medio. Debe destacarse en relación armónica con la creación, entonces, no como un déspota en el legado de Dios, sino como un cuidador amoroso de la obra del Creador”.
Por otro lado, reivindicó “el destino universal de los bienes”. “El progreso científico y tecnológico sirve al bien de toda la humanidad, y sus beneficios no pueden beneficiar solo a unos pocos”, ha dicho refiriéndose a la brecha entre ricos y pobres.
Finalmente, el tercer principio de que “no todo lo que es técnicamente posible o factible es, por lo tanto, éticamente aceptable” En alusión a tecnicas como la modificación genética de no nacidos.