Con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, el obispado castrense anunció la creación de Cáritas castrense. “Queremos ser un rostro de puente, de cercanía, con la sociedad civil, además de ayudar a los militares”, asegura el obispo Olivera.
Toda la Iglesia se ha tomado en serio la Primera Jornada Mundial de los Pobres que el papa Francisco instituyó para este año, la cual celebraremos este domingo 19 de noviembre. Al menos, soy muchas y variadas las iniciativas que están organizando las comunidades, las parroquias, las escuelas.
También se sumó a esta Jornada el Obispado Castrense de la Argentina. Justamente, el obispo Santiago Olivera y los sacerdotes que lo acompañan como vicarios y capellanes mayores de las fuerzas, anunciaron recientemente el inicio de Cáritas Diocesana Castrense, la cual “tendrá como prioridad y desafío, buscar los medios, recursos y caminos concretos, para acompañar como Iglesia Madre y Cercana esos rostros que son la carne doliente de Cristo”.
Al conocer esta noticia, Vida Nueva conversó con Olivera, quien hace pocos meses tomó posesión de esta extensa diócesis argentina.
PREGUNTA.-¿Cómo surgió la idea de crear la Caritas Diocesana Castrense?
RESPUESTA.- La convocatoria del papa Francisco para la primera Jornada Mundial por los Pobres, en ese categórico texto de San Juan: “No amemos de palabras, sino con obras”, me motivó a crear una caritas diocesana castrense. Nuestra diócesis es particular por la realidad de los militares: sus desplazamientos, los cambios de domicilio, pero estamos equiparados a una diócesis. Pensamos que podía ser un gesto concreto como Obispado castrense, tener una Caritas diocesana que pueda ayudar no sólo a familias de nuestro obispado que viven situaciones difíciles, sino también a los que están más necesitados, pero no sólo brindando recursos materiales concretos, sino que como bien dice el mensaje que enviamos con los capellanes mayores, estar atentos a los que sufren falta de entendimiento en la familia, a los que están presos, enfermos. Como gesto abierto a la sociedad, piensa ser una Caritas que vea el progreso, el desarrollo de nuestra gente, y que ayude a sostener jóvenes para los estudios, que tienen dificultades económicas.
P.- ¿Con qué realidad se encuentra en esta extensísima diócesis?
R.- Nuestros sacerdotes trabajan también en realidades pobres que merecen atención y alguna ayuda. De hecho, distintos capellanes de nuestra diócesis, colaboran con fundaciones y barrios humildes, por medio de las distintas fuerzas de seguridad o las fuerzas armadas que tienen sus propias fundaciones y actitudes solidarias y fraternas. Queremos ser un rostro de puente, de cercanía, con la sociedad civil, además de ayudar a los militares. Y nos parecía importante, y motivó, fruto de la oración y la reflexión, esta invitación del papa Francisco que lo vivamos como algo concreto. Me pareció importante motivar a mis fieles, a mis sacerdotes, al pueblo de Dios, a que pensemos en los más pobres, que salgamos de nuestra propia realidad, y compartamos con aquellos que tienen menos y que necesitan de nuestra ayuda.
P.- ¿Cuáles son las prioridades de atención?
R.- Vamos a reunirnos con un grupo de sacerdotes y de laicos. La gente de nuestra diócesis: los militares, quienes trabajan en sus casas de familia, los que están en el Ministerio de Defensa, en el de Seguridad, en la Casa de la Presidencia, en la Casa Rosada. Con el Presidente de Caritas que es el Obispo, con un vicepresidente que será nombrado capellán de la diócesis, iremos constituyendo y poniendo objetivos y caminos, cómo recogeremos los fondos, cómo ayudaremos a ser puente entre aquellos que tienen las posibilidades para dar y cómo hacemos el gesto concreto.
P.- ¿Cómo piensan canalizar la ayuda desde Caritas castrense?
R.- Eso lo daremos a conocer con mayor precisión, pero la idea es socorrer no solo para alimento o ropa, sino para aquellos que hagan un desarrollo y un progreso. Que apostemos de verdad a la educación. Y que muchos hermanos puedan superarse y tener lo necesario para estudiar y formarse. Yo diría que esto sería un prioritario servicio en nuestra Caritas Diocesana.
P.- ¿Quién puede acercarse?
R.- Más que acercarse, imagino a quien podemos ir. Es una Caritas en salida, que va a la búsqueda, que golpea puertas en aquellos lugares que hacen falta. Como nuestra diócesis toca todo la territorio, a lo largo y ancho del país, contamos con nuestros capellanes castrenses y algunos son auxiliares (sacerdotes que pertenecen al clero diocesano, pero colaboran con parte de su tiempo con el Obispado castrense en la atención de reparticiones, los destacamentos de los militares y fuerzas de seguridad). Ahí también, en ese diálogo con ellos, tendremos la posibilidad de acercarnos e ir en ayuda de hermanos nuestros. Próximamente tendremos constituido el Consejo Presbiteral. Allí hay sacerdotes de toda la geografía de nuestra Patria, y también será posible escuchar y conocer aquellas necesidades más urgentes en las que como Iglesia diocesana queremos estar presentes. Podremos ayudar y esto nos llena de gozo.
P.- ¿Cuándo será la inauguración formal de Cáritas castrense?
R.- El domingo 19 de noviembre instituiremos la Caritas Diocesana, pero de a poco iremos viendo cuándo, cómo y con qué recursos empezamos como Iglesia castrense a estar presentes en el mundo del pobre y del dolor. Me parece que es un gesto profético y valioso.
P.- ¿Qué expectativa tiene como responsable de esta novedad para la Iglesia argentina?
R.- Cuando asumí como Obispo castrense me refería a ser puente y trabajar en la cultura del encuentro, encontrarnos entre todos los argentinos. Como ir reparando una imagen quizás más triste de la misión de la Iglesia castrense. Rescatar que hubo y hay excelentes capellanes, comunidades y militares, miembros de las fuerzas de seguridad, cristianos prácticos, solidarios, fraternos. Rescatando esta Iglesia solidaria, fraterna, cercana que quiere transitar los caminos del Papa Francisco, que son los caminos del Evangelio, de la caridad y de la caridad organizada, de ese servicio desinteresado, de solidaridad. Pero fundamentalmente de la fraternidad, porque la fraternidad es lo que tenemos que trabajar.
P.- ¿Y cómo se puede trabajar en la fraternidad?
R.- Desde esta mirada atenta a las necesidades de nuestros hermanos, una mirada mariana. Ella en Caná se dio cuenta que le faltaba vino. Dios quiera que nosotros nos demos cuenta de qué cosas faltan en nuestra comunidad y en nuestra patria y podamos ayudar y así paliar para que se viva en mayor igualdad. No puedo dejar de mencionar a mi amigo, el cura Brochero, ya que él golpeaba puertas en su Traslasierra y desde allí al gobierno provincial y nacional porque faltaban es su pueblo, en su región y en su curato, caminos, escuelas, faltaba cubrir necesidades básicas para su pueblo. Y en esta impronta brocheriana, en este santo argentino, patrono del clero de la Argentina, nosotros queremos como clero castrense, con y como Brochero, decir las cosas que faltan y ayudar a paliar y a cubrir esas necesidades para que falten menos.
El Papa Francisco habla al final de su mensaje de las bendiciones. “Benditas las manos que se abren para acoger a los pobres y ayudarlos. Son manos que traen esperanza” También como Iglesia diocesana nos preocupan nuestros hermanos necesitados, los pobres, y queremos ser para ellos, manos que se abren.
Este es el deseo, y a la Virgen, sin dudas al Señor, y a nuestro amigo Santo cura, ponemos estas iniciativas y esta voluntad de transitar caminos de encuentro y fraternidad.