A días de una nueva beatificación en la provincia de Córdoba, en donde llegará a los altares la Madre Catalina de María Rodríguez, el martes 21 de noviembre se realizó en la Casa de Córdoba en Buenos Aires una conferencia de prensa en la que se presentó a los medios de comunicación este gran acontecimiento para la Iglesia argentina.
Con el lema Catalina de todos, participaron de esta rueda con los periodistas la madre general de la congregación de Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, María Silvia Fiorentino, la vicepostuladora de la causa, Marita Barrionuevo, y Eugenia Valdez, la hija de Sofía Acosta, mujer que experimentó el milagro que se le atribuye a Madre Catalina, el hecho extraordinario que permite que hoy la Iglesia tenga una nueva beata.
Como primera acción, antes de hablar con la prensa, la madre general pidió hacer un Padre Nuestro por los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan que, hasta el momento, continúa sumergido en el Mar Argentino sin noticias en tierra desde hace más de una semana.
Acto seguido, el diputado Juan Fernando Brügge, presente en el auditorio del segundo piso de la Casa de Córdoba en Buenos Aires, entregó a las religiosas el beneplácito de la Cámara de Diputados de la Nación por la beatificación de Madre Catalina, dándole a esta celebración una transcendencia que supera los límites de la provincia de Córdoba.
“La Madre Catalina vivió en una época bastante convulsionada políticamente, el siglo XIX, cuando la Patria se hacía Patria. Pasó por todos los estados de vida: fue laica, madre y religiosa”. Y agregó con profundo sentido histórico y carismático: “Madre Catalina supo ver más allá, eso hace el santo. El santo muestra aquello que los demás no ven a simple vista, el que se puede proyectar a pesar de todo, el que es capaz de dar la vida, saltos culturales, físicos, políticos, geográficos, el que es capaz de ir a las periferias existenciales que dice el Papa”.
“Madre Catalina siempre se agarró de la voluntad de Dios y del corazón de Jesús… Pero cuando ella, el carisma no murió, y cruzó frontera políticas, ideológicas y humanas”, puntualizó.
Mirando la actualidad social y política de la Argentina y pensando que Madre Catalina fue una mujer que vivió en una época “convulsionada políticamente”, hoy esta futura beata nos dice, en palabras de la madre general: “Las crisis no son malas, sino que son ocasiones de crecimiento. Creo que si logramos la unidad de los argentinos, nuestra patria, nuestros políticos, nuestra Iglesia, nuestra congregación serían mejor”. Y aclaró: “Madre Catalina jamás utilizó la crítica como un arma de destrucción”.
Luego fue el turno de Barrionuevo. Esta religiosa, que trabaja a pleno en el proceso de beatificación y colabora estrechamente con la postuladora de la causa, Silvia Correale, recordó: “tuvimos que probar que Madre Catalina vivió de una manera heroica, ese es el proceso que la Iglesia tiene para reconocer públicamente que una persona vivió de manera radical las virtudes cristianas”, y repasó las cuatro instancias para este reconocimiento de la Iglesia: siervo de Dios, venerables, beato y santo.
La vicepostuladora explicó que en 1997 Juan Pablo II firmó el decreto reconociendo a Madre Catalina como venerable. Entonces, confesó: “La causa del santo Cura Brochero y de la de Madre Catalina han marchado juntas y ambas coincidieron con la misma postuladora, la doctora Silvia Correale”. En 2012 comenzaron con la búsqueda de las gracias que pudieran probarse como un milagro: “En ese ‘ranking’ de gracias, nos abocamos al milagro de Sofía Acosta de Valdez que aconteció en Tucumán en 1997”. Después de mencionar con lujo de detalles las peripecias típicas de un proceso de canonización que inició en 1997 y culminó el 7 de julio de 2016 con la aprobación por unanimidad de la Junta Médica sobre la intervención extraordinaria en esta curación.
La hermana Barrionuevo culminó su disertación haciendo un pedido bien concreto: “Queremos que sea una beatificación con gestos misioneros”.
Sofía, la mujer que recibió el milagro
La última expositora fue Eugenia Valdez. En ese momento la sala se enmudeció ante un relato que causó escalofríos y emoción: “Les voy a contar lo que pasó hace 20 años, el 22 de abril. Eran las 9 de la noche. ‘La Mamá’ me dijo que fuera a su casa a comer una ensalada que ella me había preparado [Eugenia, su esposo y su hijo viven en una vivienda ubicada delante de la de Sofía] y de repente sentimos un ruido muy fuerte, como si se hubiesen caído muchas asaderas al piso. Salgo al patio y lo veo a mi papá que me gritaba. Llegué corriendo. Mi mamá estaba tirada en el piso de la cocina y ‘El papá’ le sostenía su cabeza. ‘La Mamá’ estaba muy mal, no respondía. Mi papá cruzó a buscar al doctor Venturini y quedé yo sosteniéndole la cabeza. Ahí ‘La Mamá’ hizo una inspiración muy profunda, tiró su brazo al costado y perdió sus signos vitales. Ella fallece en mis manos. Llegaron mi esposo y mi hijo. Yo fui a buscar un auto. Llegó mi vecino Luis Nievas que me ofrece llevarnos. ‘La Mamá’ estaba sin vida, rígida, helada, blanca. Se acerca otra vecina, Fanny. Nos fuimos al Sanatorio Galeno. Entramos a la guardia. La atendieron. Cuando sale el médico nos dice que ‘La Mamá’ había fallecido. Yo le dije al médico que volviera junto a mi madre, que la Madre Catalina la iba a salvar: ‘Vuelva y haga lo que tenga que hacer’. Yo sabía que la Madre Catalina me la iba a devolver. El médico volvió y mi mamá volvió. La dejaron internada en Unidad Coronaria y nos dijeron que era muy probable que quedara como una plantita. Mi amiga Liliana me había traído el ‘Detente’ de la Madre Catalina que tiene un pedacito de su hábito. Cuando entro al cuarto donde estaba mi madre, se lo puse en su cabeza, en su corazón, en su almohada, y seguíamos rezando. En el colegio todos rezaban para que ‘La Mamá’ se recuperara. La evolución de mi madre fue muy rápida. En 10 días ya la tuvimos de vuelta en casa. Y ahora ella está muy bien. Su cuerpo no tiene secuelas. Esto fue durante muchos años un secreto, un regalo que la Madre Catalina nos había hecho. Ahora llegó el tiempo de compartirlo con todo el mundo, con alegría, con mucha fe. Hay que dejar todo en manos de Dios porque Él sabe por qué hace las cosas”.
La ceremonia de beatificación será presidida por el cardenal Ángelo Amato se llevará adelante en el este sábado a las 10 en el Centro Cívico del Bicentenario Brigadier General Juan Bautista Bustos de la ciudad de Córdoba. Será transmitida en vivo y en directo por la Televisión Pública, EWTN, Orbe 21, Canal 8 y 12 de Córdoba, y más de 30 canales de aire desde Ushuaia hasta La Quiaca. Asimismo, la emisora FM S.E.R. (Servicio de Evangelización Radial) hará una transmisión híbrida (sin sellos distintivos ni publicidad) para ser tomada por cualquier radio desde www.fmser.org o desde la aplicación FM S.E.R.