Con motivo de la quinta ronda de renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México, que concluyó el pasado martes sin acuerdos concretos sobre el futuro del pacto, la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos (USCCB) dio a conocer que los obispos de ese país, junto con representantes de la Iglesia en México, han firmado una declaración conjunta sobre la importancia de llegar a acuerdos que beneficien principalmente a los más pobres de ambas naciones.
De acuerdo con un comunicado publicado por la USCCB, la declaratoria se dirige a todos los involucrados en el TLCAN, y les recuerda que el comercio debe, antes que nada, beneficiar a las personas, especialmente a las más pobres, por lo que es crucial que estos acuerdos “complejos y multifacéticos” surjan de un marco legal y moral sólido”.
Los obispos de ambos países explican que si bien esta declaratoria parte de criterios basados en su experiencia como pastores, “no como técnicos”, busca ayudar a guiar el proceso de renegociación, a fin de que pueda servir como “medio de lograr el bienestar y desarrollo integral de todos”.
También piden que, independientemente de si se llega o no a una renegociación exitosa del TLCAN, los tres gobiernos, Canadá, Estados Unidos y México, “deben procurar una relación comercial respetuosa, justa y solidaria, especialmente para los más pobres”.
Tras señalar que el TLCAN –acuerdo comercial trilateral entre que entró en vigor en 1994– ha dado muchos resultados positivos, los obispos piden no olvidar que también ha tenido una parte negativa, que ha afectado especialmente a las personas más vulnerables tanto de Estados Unidos como de México.
Migración, trabajo y dignidad
La declaratoria, titulada “Renegociando el TLCAN: Reconstruyendo nuestra relación económica en solidaridad, confianza mutua y justicia”, reafirma básicamente los principios y directrices de la Doctrina Social Católica con respecto al comercio internacional, con la finalidad de prevenir la profundización de las pobrezas y compensar a quienes resultarán afectados.
Respecto al tema de la migración, los obispos consideran que los gobiernos involucrados no pueden dejar de atender las condiciones que impulsan a la gente a dejar sus tierras de origen. “Es conveniente abordar las raíces de la migración que siguen obligando a muchos mexicanos a arriesgar el peligroso viaje hacia el norte”, señala el texto.
Con relación al ámbito laboral, mencionan que “la preocupación por la pérdida de empleo en ambos países requiere que cualquier acuerdo vaya acompañado de compromisos firmes para ayudar a los trabajadores, así como a sus familias y comunidades, a hacer frente a la tensión social y financiera de las fracturas que el libre comercio podría traer”.
Y añaden: “El tratado deberá también priorizar el cuidado del medio ambiente y la salud de las comunidades; respetar la herencia cultural de los pueblos indígenas, así como considerar políticas compensatorias para promover los sistemas alimentarios de producción, distribución y consumo sociales en el sector agrícola de México, y proteger a quienes viven en zonas rurales en los Estados Unidos”.
La declaratoria fue firmada por los presidentes de los comités de Justicia Internacional y Paz, así como de Justicia Nacional y Desarrollo Humano de la USCCB, y el presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), además de algunos representes de dimensiones episcopales de la CEM.
La declaración completa está disponible en español en el siguiente enlace: “Renegociando el TLCAN: Reconstruyendo nuestra relación económica en solidaridad, confianza mutua y justicia”