Francisco pide a los sindicatos su mediación para “construir una economía de trabajo, y no de mercado”

  • El Papa clausura el encuentro internacional de organizaciones sindicales que se ha celebrado en el Vaticano por primera vez
  • Les ha animado a trabajar por un nuevo modelo de desarrollo integral y ha reclamado: “¡No os dejéis corromper!”

cardenal Peter Turkson lee el mensaje de papa Francisco en la clausura del encuentro internacional

En la tarde de hoy, viernes 24 de noviembre, Francisco ha enviado –previas disculpas por no poder asistir– un mensaje a los participantes del Encuentro Internacional de Sindicatos que han estado reunidos desde ayer en el Aula nueva del Sínodo, en la Ciudad del Vaticano. En su discurso, leído por el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, ha agradecido su asistencia a los más de 400 participantes de un centenar de países a esta cita inédita.

El Pontífice ha señalado que para la Iglesia el trabajo no es “una simple labor”, sino que es “esencial para el desarrollo espiritual”, y mediante él “colaboramos con la obra creadora de Dios al cultivar y custodiar la creación”. Además ha recordado que el mismo Jesús, antes de iniciar su vida pública a los 30 años, estuvo trabajando como carpintero en el taller de san José, y mediante su ejemplo “nos invita a seguir sus pasos a través del trabajo”.

La persona antes que el capital

El Papa ha recalcado que el trabajo, al ser un elemento esencial del desarrollo, “tiene preferencia sobre cualquier otro factor de producción, incluyendo al capital. De allí el imperativo ético de preservar las fuentes de trabajo, y no tratarlo como un producto cualquiera”.

Sin embargo, ha advertido del peligro de “poner al hombre al servicio del trabajo, y no el trabajo al servicio del hombre, lo cual implica que debemos cuestionar las estructuras que dañan o explotan a personas, familias, sociedades o la creación”.

“Cuando el modelo de desarrollo –ha continuado— se basa solamente en lo material y no la persona, urge cambiar de rumbo. Y este nuevo rumbo necesita poner en el centro a la persona y al trabajo para ser sostenible, integrando la problemática laboral con la ambiental”.

Tierra, techo y trabajo

De este modo, el Obispo de Roma ha insistido en una idea recurrente en sus discursos, como es la de las tres “T”, Tierra Techo y Trabajo, que, para él, “muestran una respuesta válida a esta pregunta sobre el cambio de rumbo unificando lo laboral con lo ambiental”.



Así, Francisco ha pedido a los sindicatos su mediación en problemas como los combustibles fósiles contaminantes, que ha usado de ejemplo: “La interdependencia entre lo laboral y lo ambiental nos obliga a replantearnos la clase de tareas que queremos promover en el futuro (…), como pueden ser las actividades de la industria de combustibles fósiles contaminantes. Es imperioso un cambio de la industria energética actual a una más renovable para cuidar nuestra tierra. Pero es injusto que dicha transferencia sea pagada con el trabajo y el techo de los más necesitados o los trabajadores y sus familias. Los sindicatos y movimientos, que saben de la conexión entre trabajo, techo y tierra, tienen la obligación de aportar al respecto.”

“Combatid al dios dinero”

El Papa, siguiendo la tónica general de los ponentes del Congreso, ha calificado la tecnología como algo “que nos trae enormes beneficios y oportunidades” pero “que a veces supone un obstáculo cuando se asocia a un paradigma de poder y manipulación”.

En este sentido, ha pedido a los sindicatos que alcen la voz contra “la mentalidad utilitarista, cortoplacista, y manipuladora de algunos, a los que no importa si el río es contaminado o si hay trabajos forzados, porque todo lo justifican en función del dios dinero”.



Además ha subrayado la importancia de los sindicatos en esta lucha, ya que, como les ha dicho, “los sindicatos aprendieron a desafiar esta mentalidad en su lucha por una jornada laboral digna en sus comienzos”.

También les ha pedido que para que el diálogo sobre el futuro modelo de desarrollo laboral, ambiental y humano (pues, como ha dicho, todo está conectado) ayuden a dar voz “a los menos escuchados, los que viven en la periferia, cuya opinión es la más necesaria de todas”. Mediante este diálogo, ha asegurado, “podremos encontrar el modo de salir de una economía de mercado, que no da al trabajo el valor que corresponde, y orientarla hacia aquella en la que la actividad humana sea el centro”.

Evitar tres tentaciones

Por último, Francisco ha pedido a los sindicatos que se alejen de tres problemas muy concretos, de tres tentaciones: “La primera la del individualismo colectivista, es decir, proteger solo los intereses de sus representados, ignorando al resto de los pobres, marginados y excluidos del sistema (…) a los que nadie escucha”.

La segunda, y bastante actual también, es “el cáncer social de la corrupción. Especialmente esa corrupción de los que se dicen ‘sindicalistas’ (…) y no se interesan por los trabajadores, dejando a miles de compañeros sin trabajo; esto es una lacra, que mina las relaciones y destruye tantas vidas y familias.(…) ¡No se dejen corromper!” ha exclamado.

Finalmente, les ha pedido que “no se olviden de su rol de educar conciencias en solidaridad, respeto y cuidado. La conciencia de la crisis del trabajo y de la ecología necesita traducirse en nuevos hábitos y políticas públicas (…) que nos permitan escapar del individualismo y del consumismo” ha sentenciado Francisco, antes de bendecir a todos los participantes.

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