La reforma vaticana de los medios está a punto. O en su punto. Así al menos lo expresó en su visita a España el prefecto de la Secretaría para la Comunicación de la Santa Sede, Dario Edoardo Viganò, con parada en Madrid para presentar el libro El susurro de las habladurías (Romana Editorial) y fonda en Oviedo, donde participó como ponente en el congreso de Escuelas Católicas.
En conversación con Vida Nueva, el sacerdote confirma que en las próximas semanas verá la luz la que será la nueva imagen corporativa unificada de todo el aparato comunicativo. Si bien ya se conocía que en este tiempo se ha trabajado para dar luz verde a un nuevo portal digital –pronto en versión beta– como un gran contenedor que aglutine toda la oferta informativa de la Santa Sede, Viganò va más allá. “Antes de Navidad presentaremos la que será la nueva filosofía de la comunicación vaticana: tres logos nuevos”.
“Ha sido un trabajo complejo y muy difícil. Sería iluso pensar que cambiar un modo y una mentalidad de trabajar no generaría problemas, pero debo decir que el Papa ha sido contundente a la hora de seguir adelante con esta reforma”, asevera Viganò sobre unos cambios posibles gracias al respaldo de asesores económicos, universidades americanas…
Eso sí, teniendo en cuenta además que la premisa del Papa era firme: reestructurar sí, pero despidos no. “Toda reforma implica algo de violencia, violencia buena en tanto que significa cambio, pero poco a poco las resistencias se convirtieron en disponibilidad con reservas, de ahí los implicados se mostraron dispuestos a probar y ahora los veo francamente ilusionados, a pesar de todo el esfuerzo que implica”, comenta.
Luchar contra el chismorreo
Y todo, con un horizonte claro: “La comunicación de la Iglesia debe ser simple, clara y transparente”. Esta es la máxima con la que Viganò está convencido de que se puede luchar precisamente contra las habladurías, chismes, rumores, cotilleos o noticias falsas que se mueven en el entorno vaticano y que aborda precisamente en su nuevo libro.
“Por ejemplo, hacer público el balance de las cuentas de la Iglesia hace que se eliminen muchos comentarios”, explicó el prefecto, que comentó cómo precisamente “para Francisco, el tema del chismorreo es una preocupación constante. El Papa ha abordado en varias ocasiones la cuestión de las habladurías en la Iglesia, como punto de partida de una llamada a la conversión”.
“En ocasiones se juega con noticias verosímiles, pero no verificadas, para propagar mensajes falsos con una cierta intencionalidad. Así ocurrió hace unas semanas con Benedicto XVI cuando a través de redes sociales se anunció su muerte. Una imagen proporcionada por la Sala Stampa de la Santa Sede fue suficiente para cortar inmediatamente esta fake news”, reflexiona el máximo responsable en materia comunicativa del Vaticano.
Además, matizó cómo “el falso rumor sobre un tumor en el cerebro del Papa Francisco tampoco cayó del cielo, alguien lo puso en marcha de forma intencionada…”.
¿Esto implicaría demonizar a las redes? “Absolutamente, no. Estas nuevas vías de comunicación no son malas per se. Sobre lo que hemos de reflexionar es sobre la responsabilidad y la inteligencia a la hora de manejarlas. No basta con ser nativo digital para moverse en Facebook o Twitter, es necesaria una reflexión, una formación en la escuela, un acompañamiento de las familias, concienciar del impacto real de lo que allí se publica…”, señala, para sentenciar a renglón seguido que “no podemos estar fuera de las redes, pero hay que estar con la competencia que exige”.