Entrevistas

Luis Cano: “El Dios que predica san Josemaría no infunde miedo, sino deseos de amar”

  • El secretario del Instituto Histórico San Josemaría Escriva de Balaguer presenta En diálogo con el Señor, 25 textos orales del fundador del Opus Dei
  • Uno de los autores de esta edición crítico-histórica cree que sus páginas transmiten “mucho ánimo y esperanza” al creyente en sus dificultades





Son textos “muy vivos”, que reflejan “sin máscaras” la personalidad del fundador del Opus Dei. Así se refiere Luis Cano, secretario del Instituto Histórico San Josemaría Escrivá de Balaguer, a las 25 charlas y meditaciones que el santo de Barbastro impartió entre 1954 y 1975 a fieles de la Obra que vivían en Roma.

Aquellas intervenciones han sido reunidas ahora en una edición crítico-histórica preparada por el profesor Cano y Francesc Castells que lleva por título En diálogo con el Señor (Rialp), y que constituye el primer volumen de una investigación sobre la predicación oral de san Josemaría. La obra, que acaba de ser presentada en Madrid, aspira a convertirse en “fuente de inspiración para cualquier persona que quiera aprender a rezar y a mantener un diálogo con Dios amoroso y continuo”, confía a Vida Nueva uno de sus autores.

PREGUNTA.- Dado que se trata de 25 textos inéditos, ¿estamos ante una selección o es solo el primer paso de una obra más ambiciosa?

RESPUESTA.- Más bien se trata de un pequeño primer paso en la publicación de los textos inéditos que ha dejado san Josemaría y cuyas obras completas está editando el Instituto Histórico. Además de varios cientos de transcripciones de meditaciones y charlas, hay otros muchos escritos, algunos más bien largos, dedicados a la formación espiritual de los miembros del Opus Dei, que en mi opinión pueden tener gran interés para un público amplio, pues transmiten un mensaje universal, como ha ocurrido con escritos parecidos de otros santos fundadores. Estamos trabajando para publicarlos, porque pueden ayudar a muchos a seguir a Cristo en el mundo de hoy.

P.- ¿Qué criterios han seguido para “rescatar” estas alocuciones?

R.- Se han escogido los textos de los que teníamos constancia que habían sido corregidos por él y que tenían una cierta extensión y unidad: correspondían a una meditación, a una charla, etc. Estaban dispersos en las páginas de publicaciones destinadas a los miembros de la Obra, entre los años 1968-75, por lo que reunirlos en un solo volumen proporciona la ocasión de ponerlos a disposición del público cómodamente.

Un lenguaje vivo y ardiente

P.- ¿Cuál es el hilo conductor de estas páginas?

R.- En realidad, como el libro en sí es una recopilación nuestra no hay propiamente unidad temática, porque los textos fueron apareciendo a lo largo de los años sin un plan determinado. Más bien hablaría de ideas de fondo que salen más frecuentemente. Destacaría, sobre todo, su constante recurso a las escenas del Evangelio, en torno a las que gira su predicación y que sabe comentar con viveza, con un lenguaje vivo, ardiente, llevando a sus oyentes al amor e imitación de Jesucristo. Habla también mucho de la oración y de una relación con Dios que se fundamenta en la conciencia de ser y sentirse hijos. El Dios que predica no infunde miedo, sino deseos de amar. Habla mucho de humildad, y para él la santidad consiste en levantarse una y otra vez después de cada caída, sin desanimarse nunca. Creo que infunde mucho ánimo y esperanza a quienes tocamos cada día las dificultades que tenemos para ser fieles a Dios, a la Iglesia, al Papa, en el día a día.

P.- ¿Cambia mucho el san Josemaría de las predicaciones orales respecto al que se trasluce en sus escritos?

R.- Las ideas son las mismas, pero están expuestas aquí con mucha espontaneidad y sencillez. Hemos comprobado que, a diferencia de otras homilías publicadas con anterioridad, corrigió bastante poco estos textos, casi limitándose a lo imprescindible para pasar del discurso oral al escrito. El resultado es que son muy vivos, como lo eran sus charlas: reflejan su personalidad, su modo de ser, sin máscaras. Los que compartían sus palabras no eran espectadores, no era espectáculo.

P.- Los textos están fechados entre 1954 y 1975, más de dos décadas en la vida del autor. ¿Se nota alguna variación significativa en su pensamiento a lo largo de este tiempo?

R.- Pienso que hay una cierta evolución, o si se quiere una acentuación de determinados temas, con el pasar del tiempo. Uno de ellos es el de la Sagrada Familia y de san José, que están muy presentes en sus últimos años, como si hubiera llegado a una simplificación, ciertamente sublime, de su vida de oración. Pocas semanas antes de morir, en el último texto que incluimos, decía: “Trato de llegar a la Trinidad del Cielo por esa otra trinidad de la tierra: Jesús, María y José”.

Referencias históricas y autobiográficas

P.- ¿Hasta qué punto le puede servir este libro a un lector interesado por la evolución y la propia historia del Opus Dei, habida cuenta de que cada texto suele ser hijo de su época?

R.- Se encuentran bastantes referencias históricas y autobiográficas que son difíciles de hallar en otros escritos suyos, porque raramente se refería a ellos y si lo hacía, era, como en estas ocasiones, en la intimidad. Podemos conocer qué decía Escrivá a quienes compartían con él cargos de dirección o de formación dentro del Opus Dei: varias meditaciones están dirigidas a los miembros del Consejo general, máximo órgano de gobierno, o a directores de diversos países. Me parece sorprendente que, por encima de problemas o posibles estrategias de apostolado de las que podría hablarles, les insista, incluso con mucha fuerza, en los aspectos más básicos de la vida interior y del trato con Dios de los que te hablan cuando llevas pocos meses en la Obra. Pienso que también permite penetrar un poco más en la realidad de la institución que fundó, conociendo aspectos que parecerán inéditos al público en general.

P.- ¿Con qué mensaje se quedaría tras la lectura de estas páginas?

R.- Que pueden ser una fuente de inspiración para cualquier persona que quiera aprender a rezar y a mantener un diálogo con Dios amoroso y continuo, con ocasión de los pequeños y grandes acontecimientos de la vida.

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