Sí, el tema de Cataluña, como ya se avanzó, planeó sobre la 110ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que reunió del 20 al 24 de noviembre a los obispos españoles en Madrid. Pero a lo que más tiempo dedicaron los pastores fue a abordar el proyecto de ley de ideología de género que se está tramitando, a instancias del grupo confederal de Unidos Podemos-En Comú-En Marea, en el Congreso de los Diputados.
De hecho, como ha reconocido en la mañana de hoy lunes 27 de noviembre José María Gil Tamayo, secretario general de la CEE, “nos preocupa enormemente, no solo a nosotros, sino a otras confesiones religiosas”.
En este sentido, recordó que en septiembre pasado, la Iglesia evangélica dirigió una carta al presidente del Gobierno “manifestando su repulsa y acompañándola de unos informes de organismos con su preocupación al respecto y disconformidad con esta proposición de ley, que para nosotros presenta graves dificultades y un ataque frontal a una serie de derechos fundamentales”.
Aunque en todo momento el portavoz episcopal se refirió “al respeto que merecen estas minorías sociales”, ha subrayado que esta propuesta de ley contra la discriminación sexual -conocida como Ley LGTBI- “puede convertirse en una propuesta ideológica que lleva a la asfixia de la libertad y pone en peligro todos los bienes que derivan de nuestra convivencia en democracia, incluso la libertad de conciencia y de objeción de conciencia en amplios sectores profesionales”.
De este modo, como reflexionaron los obispos en esta Plenaria en base a un informe presentado por Mario Iceta, obispo de Bilbao y presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, “se coartan libertades fundamentales, como la libertad religiosa, libertad de expresión, de cátedra, etc. Llega a instaurar una verdadera censura; se trata, en definitiva, de una propuesta fundamentalista”.
El portavoz episcopal incluso ha apuntado que esta propuesta de ley que ya se está tramitando tiene “visos ciertamente inquisitoriales”. “Se habla en ese proyecto de de la destrucción de libros que vayan contra la ideología de género. Esto no se concilia con libertades y derechos constitucionales”.
El sacerdote ha señalado que esta ley está atravesada por “un pensamiento único que excluye cualquier otra implicación”, por lo que “puede considerarse como una ley totalitaria porque establece desde la escuela a los medios de comunicación dogmas que no se pueden tocar, sin libertad de pensamientos, por lo que es una ley adoctrinadora, que incorpora obligaciones y deberes y asigna a una agencia estatal con capacidad punitiva”.
Por ello, el secretario general que “hay que motivar a la sociedad civil para que se percate de la propuesta ideológica de esta ley. Tenemos la obligación todas las fuerzas sociales y nosotros, con los católicos, de salir al paso de una iniciativa legal que consideramos perjudicial”.
No descartó Gil Tamayo hacer un frente común con otras confesiones y religiones que ya han mostrado su preocupación por este proyecto de ley. “Esto es un camino ciertamente a explorar y que se ha planteado ya a la comisión asesora de libertad religiosa”, pero siempre haciendo hincapié en que “no se trata de ir en contra de las minorías”.
En todo caso, el análisis que el sacerdote hace de esta propuesta es muy claro: “Supone la perversión de la ideología de género trasladada al ámbito legislativo. Aquí nadie se va a poder mover, salvo que confiese con fe religiosa la ideología de género como un postulado del que no se puede renunciar”, denunció.