“Fui padre conciliar, pero más que padre, fui hijo del Vaticano II, al que tuve la suerte de asistir en la última etapa”. Con esa reivindicación de un espíritu que le acompañó a lo largo de su dilatado ministerio episcopal, primero en Guadix-Baza (1965) y luego en Oviedo (1969 y 2002), presentó Gabino Díaz Merchán este 28 de noviembre, en la Casa Sacerdotal Diocesana de Oviedo, donde vive, su libro Evangelizar en un mundo nuevo. Reflexión pastoral sobre la nueva evangelización en España, editado por PPC.
Y es que a sus 91 años, este pastor mantiene intacto su celo apostólico y cree que la Iglesia tiene que afrontar el reto de evangelizar “una nueva realidad en un mundo nuevo que se está creando, un mundo nuevo en el que, desgraciadamente, muchos, incluso cristianos bautizados, dicen que han perdido la fe y que no creen en la Iglesia”.
Este pastor manchego que ha decidido quedarse para siempre en Asturias cree que esta “nueva evangelización” tiene que seguir mirando al Vaticano II, que, “no lo olvidemos, era una propuesta pastoral nueva”, y que, frente a quienes consideraron que fue un “despropósito”, “para mí fue una lección en la que me enseñaron a vivir en la Iglesia”.
“El Concilio –afirmó ante el público que llenaba el salón de actos– no miró a la sociedad como antes, un lugar donde está asentada toda la iniquidad, sino que vio en la sociedad también la obra de Dios. Entonces, ese Concilio, donde no hay anatemas ni dogmas nuevos que se proclamen férreamente, vio que la sociedad tiene valores que la misma Iglesia necesita”.
Por ello, añadió el que fuera durante un sexenio (1981-1987) presidente dela Conferencia Episcopal Española, “digo yo que si tenemos que evangelizar, no podemos ser absolutamente conservadores. Da la impresión de que lo mucho bueno que se ha hecho después del Concilio, y es mucho, y lo subrayo, porque muy pocos los reconocen, lo mucho bueno que se ha hecho es necesario para amparar a los cristianos que dicen que han perdido la fe, y no me satisface que el característico estilo vaticano se convierta en un modernizar la cristiandad, término que ya tiene otro sentido histórico”.
“La pastoral de la Iglesia hoy tiene que ser conservadora, porque hay muchas cosas que conservar, pero también tiene que ser más misionera, incluso con la misma Iglesia, es decir, con los cristianos. Y habría que revisar mucho la liturgia, las homilías, las catequesis…”.
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, acompañó a su antecesor en la presentación de este libro que, en su opinión, “son páginas de obligada lectura, con reflexión teológica serena, sugerencia pastoral autorizada, testimonio vivido en primera persona y un gran respeto por las personas”.
Sanz mostró en público el afecto y respecto que siente por el arzobispo emérito, “un obispo del que aprender tantas cosas, como hago continuamente, el hermano mayor que yo nunca tuve, un regalo que Dios me dio”, y reconoció que, “si hay que tratar con mesura algún tema, don Gabino ahí está, a bote pronto o con cita previa” o, simplemente, por el gusto de verse “para hablar sobre el cielo y la tierra”.
“Siempre disponible me lo he encontrado cuando lo he necesitado, como él también a mí me ha hecho lo mismo”, abundó el franciscano, quien destacó “que me ayuda con su consejo y oración, que me hace bien verle tan fraternalmente cercano y cómo todo lo envuelve en su discreción de sabio manchego con largos años de experiencia, sin ser viejo ni nunca un diablo”.
“Este libro –concluyó el arzobispo asturiano– es un auténtico florilegio de estos retazos de historia real vivida en esas encrucijadas sociales, culturales, civiles y eclesiales. Y, al mismo tiempo, la sabiduría hecha cosmovisión de la vida, la luz evangélica que ilumina las penumbras humanas, las intuiciones de un avezado pastor que dibuja en libertad las salidas a los retos y a las dificultades”.
El acto contó también con la intervención de Javier Gómez Cuesta, párroco de San Pedro, en Gijón, y de Pedro Miguel García Fraile, director de PPC España.