1. Querámonos como hermanos. Y si discutimos entre nosotros, que sea como hermanos. Que enseguida se reconcilian. Siempre vuelven a ser hermanos
2. “Construyan la paz. No se dejen igualar por la colonización de culturas. La verdadera armonía divina se hace a través de las diferencias. Las diferencias son una riqueza para la paz”.
3. “El futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad, en el respeto por el estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo —sin excluir a nadie— ofrecer su contribución legítima al bien común”.
4. “Las religiones pueden jugar un papel importante en la cicatrización de heridas emocionales, espirituales y psicológicas de todos los que han sufrido en estos años de conflicto”.
5. “Sé que muchos en Myanmar llevan las heridas de la violencia, heridas visibles e invisibles. Existe la tentación de responder a estas heridas con una sabiduría mundana (…). Sin embargo, el camino de la venganza no es el camino de Jesús”.
6. “Su amor revelado en la cruz es como un GPS espiritual que nos guía de manera inexorable hacia la vida íntima de Dios y el corazón de nuestro prójimo”.
7.“Las personas necesitan que los líderes religiosos den este testimonio común. Porque, cuando nosotros hablamos con una sola voz, afirmando el valor perenne de la justicia, de la paz y de la dignidad fundamental de todo ser humano, ofrecemos una palabra de esperanza”.
8. “Poned a la comunidad católica en condiciones de seguir teniendo un papel constructivo en la vida de la sociedad, haciendo escuchar vuestra voz en cuestiones de interés nacional, insistiendo particularmente en el respeto de la dignidad y los derechos de todos, especialmente de los más pobres y vulnerables”.
9. “No tengáis miedo de hacer lío, de plantear preguntas que hagan pensar a la gente. Y no os preocupéis si a veces sentís que sois pocos y dispersos. El Evangelio siempre crece a partir de pequeñas raíces”.
10. “En los últimos meses, el espíritu de generosidad y solidaridad, que es un signo distintivo de la sociedad de Bangladesh, se ha manifestado con más fuerza en el impulso humanitario con el que han atendido a los refugiados llegados en masa del Estado de Rakhine (…). Es necesario que la comunidad internacional tome medidas decisivas para hacer frente a esta grave crisis
12.“Os pido que perseveréis en este ministerio de presencia. Deseo indicar qué es lo que significa: no es solo hacerse ver —uno puede hacerse ver a través de la televisión—; sino que es una presencia como la de Dios en nosotros, que se ha hecho cercanía, que se ha hecho proximidad en la Encarnación del Verbo”.
13. “La comunidad católica en Bangladesh puede estar orgullosa de su historia de servicio a los pobres, especialmente en las zonas más remotas y en las comunidades tribales. (…) a la luz de la actual crisis de refugiados, vemos lo mucho que queda aún por hacer”.
14. “Es un signo particularmente reconfortante de nuestros tiempos que los creyentes y las personas de buena voluntad se sientan cada vez más llamados a cooperar en la formación de una cultura del encuentro, del diálogo y de la colaboración al servicio de la familia humana”
15. “Que todos vosotros podáis ser, con la gran variedad de vuestros apostolados, una fuente de descanso espiritual y de inspiración para aquellos a los que servís, para que sean capaces de compartir cada vez más sus dones, haciendo así posible que avance la misión de la Iglesia”.
16. “Él nos guía, orientándonos con su gracia. Es como si hubiese colocado dentro de nosotros un software, que nos ayuda a discernir su programa divino y a responderle con libertad. Pero, como todo software, necesita también ser actualizado constantemente. Tened actualizado vuestro programa, escuchando al Señor y aceptando el desafío de hacer su voluntad”.